«Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo…»
Dios enaltece a sus servidores
En el mundo todo es al revés. El mundo le asigna grandeza a los excesivamente ambiciosos. Le aplaude a los orgullosos que están dispuestos a hacer casi cualquier cosa para subir por encima de los demás. Según la forma de pensar del mundo, tal obsesión por la gloria es la verdadera medida del éxito.
Jesús tiene otras ideas. Les dice a sus seguidores que el camino hacia arriba es hacia abajo. Si queremos ser grandes desde la perspectiva del cielo, debemos estar dispuestos a tomar el lugar de un humilde servidor.
Hoy, cuando se muevan hacia un mundo que ha abrazado valores diametralmente opuestos a las enseñanzas de Jesús, recuerden que los arrogantes y egoístas enfrentan una eventual humillación. Sólo los humildes serán honrados al final, cuando las ganancias sean eternas.
La promesa de Dios para mí
Yo honro a los que sirven.
Mi oración a Dios
Señor, dame la gracia de elegir el camino del servicio. Quiero imitarte. Ayúdame a poner las necesidades y deseos de otros antes que los míos. Tu Palabra enseña que la verdadera recompensa espera a aquellos que se humillan en servicio amoroso. Manténme alejada de la tendencia a estar ocupada, a dejarme llevar, a pisotear a los demás y a enaltecerme.
Para más información, te invitamos a visitar nuestros enlaces: