La Palabra de Dios está llena de muchas promesas asombrosas, y el pasaje de hoy no es una excepción. Es difícil para nosotros comprender la magnitud del compromiso del Señor con quienes lo aman y lo obedecen. Pero miremos lo que promete sobre quienquiera que sea su seguidor: “Mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” (Juan 14:23).
Esta es la relación más preciosa y estrecha que podríamos tener. ¡Y es asombroso saber que este vínculo personal es con el Todopoderoso y Soberano Creador de todo! He aquí algunas maneras de alimentar esta bendición tan maravillosa:
BUSCAR UNA RELACIÓN ESTRECHA CON DIOS.
Aunque el amor de Dios es derramado en nuestro corazón en el momento de la salvación a través del Espíritu Santo, nuestra comprensión de ese amor aumenta a medida que llegamos a conocerlo por medio de su Palabra (Efesios 3:17-19).
MANTENER UNA RELACIÓN ESTRECHA CON DIOS.
Para lograrlo, debemos ser obedientes a la Palabra de Dios. Cuando desobedecemos o vamos tras algo que no sea el Señor, nuestra comunión con Él se fractura (Salmos 66:18).
COMUNICAR LA BUENA NUEVA ACERCA DE LA RELACIÓN CON DIOS.
El mayor regalo que podemos dar a otras personas es una visión de nuestra amistad con el Señor. Al escucharnos hablar de nuestra relación con Cristo, el Espíritu Santo puede usar nuestras palabras y nuestro ejemplo para despertar en nuestros familiares, amigos y compañeros de trabajo, la necesidad de tener tal conexión con Dios.
¿Qué está haciendo usted para acercarse más al Señor? ¿Y cómo está ayudando a otros a tener el deseo de conocer a Dios?.
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