sábado, abril 20, 2024

Dr. Sergio Inojosa


SÍNDROME MIOFASCIAL
¿Qué es?

El síndrome de dolor miofascial es un complejo de síntomas sensoriales, motores y autonómicos causados por puntos gatillo miofasciales y estos como puntos de exquisita sensibilidad e hiperirritabilidad localizados en una banda tensa palpable, en músculos o su fascia, que producen una respuesta de contracción local de las fibras musculares por un tipo específico de palpación y si es lo suficientemente hiperirritable, da lugar a dolor, sensibilidad y fenómenos autonómicos, así como la disfunción en zonas por lo general distantes de su sitio de origen. Con una alta prevalencia en la población general, y responsable de gran parte de discapacidades y disfunciones en ámbitos laborales y actividades de la vida cotidiana.

Presenta factores precipitantes de índole mecánico, estructural, postural, nutricional y endocrino, e involucra una fisiopatología específica, con la participación de múltiples factores proinflamatorios y sustancias neuro-vasoactivas. Su diagnóstico es fundamentalmente clínico, y existen diversos tratamientos para evitar su cronicidad y avance, que usualmente involucra tratamientos accesibles y costoefectivos, los cuales pueden brindar al paciente una solución o manejo a un dolor crónico, muchas veces subdiagnosticado e infratratado, si el médico cuenta con los conocimiento adecuados sobre esta entidad.

El Dolor Miofascial por puntos gatillo (DMF) es una entidad descrita por los Dres. Janet Travell y David Simons en 1992 corresponde a una patología muscular regional no inflamatoria que se puede presentar en cualquier músculo estriado del cuerpo. Su característica principal es la presencia de una zona hipersensible denominada punto gatillo, el cual se encuentra presente en una banda tensa palpable de tejido muscular y posee la capacidad de referir dolor a zonas distantes. Esta última cualidad hace que su diagnóstico se dificulte y puede ser motivo de tratamientos fallidos.

Al menos un 30% de la población presenta algún síntoma en el aparato locomotor en que el dolor de origen muscular tiene una importancia significativa. Las lesiones musculares con frecuencia reúnen criterios de síndrome miofascial (SMF). Es un proceso muscular regional, agudo o crónico, primario o secundario, muy prevalente e incapacitante, pero bastante desconocido, infradiagnosticado e infratratado, probablemente porque no se acompaña de alteraciones estructurales detectables con las pruebas complementarias de imagen o analíticas y con frecuencia por estar asociado a otros procesos musculoesqueléticos.

Los procesos musculoesqueléticos son la causa más frecuente de dolor, tanto agudo como crónico y la principal causa de discapacidad en la población en edad laboral; sus consecuencias en términos de disfunción, discapacidad y costos son elevados. Sin embargo es una condición tratable que responde favorablemente al tratamiento oportuno y adecuado, enfocado no solo en el manejo del dolor, sino que además en la atención de las alteraciones estructurales, posturales, ergonómicas y condiciones metabólicas que alteran la función muscular.

Por lo que es de suma importancia para el Dr. Sergio Inojosa manejar este diagnóstico, y su adecuado tratamiento y así poder brindar a los pacientes la atención adecuada de un padecimiento que puede resultar incapacitante en su ámbito laboral, e incluso en actividades básicas de la vida diaria.

Prevención

El ejercicio es fundamental, ya que un músculo fuerte es mucho menos propenso a contracturas. Para evitar el dolor de espalda es recomendable hacer ejercicio o, en todo caso, mantenerse físicamente activo, evitar el sedentarismo, adoptar una actitud mental valiente ante el dolor y cumplir las normas de higiene postural destinadas a realizar las actividades cotidianas de forma que la espalda soporte la menor carga posible.

Entre los tratamientos más usados y difundidos están:

  1. Spray y estiramiento: Esta técnica consiste en la aplicación de varios ciclos de frío mediante un spray de cloruro de etilo en la zona de dolor referido, seguida de la elongación pasiva de los músculos comprometidos.
  2. Relajación postisométrica: Consiste en contraer contra resistencia el músculo tenso desde su longitud máxima indolora de 3 a 10 segundos y a continuación fomentar su elongación.
  3. Liberación por presión: Anteriormente denominada compresión isquémica, consiste en la aplicación de presión progresiva por 15 segundos en el PG hasta encontrar resistencia y disconfort del paciente.
  4. Infiltración de los PG: Pareciera ser el método más efectivo para inactivar el PG, ya sea con anestésicos locales o con aguja seca. En una revisión sistemática publicada en 2001 de 23 ensayos clínicos aleatorizados del tratamiento del dolor miofascial con infiltración de los PG se concluyó que la naturaleza de la sustancia inyectada no marca diferencias en los resultados y que la infiltración de una sustancia no obtiene beneficios terapéuticos, comparado con la punción seca, apoyado por ensayos clıínicos de alta calidad. Sin embargo, el dolor postinfiltración generado por la infiltración seca es más intenso y duradero que el experimentado por los pacientes tratados con lidocaína.
  5. Estudios recientes sugieren que la toxina botulínica posee efectos analgésicos de forma independiente a su acción como agente que provoca denervación química sobre el músculo. Esta acción analgésica parece estar mediada por la inhibición de liberación de glutamato y la reducción en la producción de sustancia P. La inyección de toxina botulínica para el tratamiento del dolor lumbar en el que existe un componente muscular asociado es un tratamiento de probada eficacia. En el dolor miofascial del síndrome piramidal, su inyección en el mencionado músculo es más eficaz que la inyección con placebo o con anestésicos locales junto a corticoides. Lo mismo ocurre en el dolor crónico facial y en el originado en el escaleno anterior y en el iliopsoas. En conclusión, su eficacia ha sido demostrada en los síndromes dolorosos asociados a espasticidad, mientras que en los que existe un incremento de la actividad muscular (p.e., cefalea tensional) su actividad es limitada.
  6. Fármacos: La mayoría de los expertos recomiendan el uso por vía oral de analgésicos, antinflamatorios no esteroidales, relajantes musculares, anticonvulsivantes y antidepresivos como tratamiento coadyuvantea la infiltración y fisioterapia. No se han demostrado beneficios claros en el tratamiento del dolor de cuello mecánico con algún fármaco en especial.
  7. El ozono al ponerse en contacto con los tejidos genera, a nivel intramuscular, un efecto antiinflamatorio debido al aumento de la producción de enzimas antioxidantes que lleva a un estado de adaptación al estrés oxidativo, neutralizando la formación de compuestos inestables de oxígeno reactivo. El efecto analgésico del ozono hace disminuir la contractura muscular de defensa que, de forma refleja, se activa para proteger la zona de la hernia discal. Esta acción está relacionada con la inhibición de la síntesis de prostaglandinas y citocinas proinflamatorias y aumenta la liberación de citocinas inmunosupresoras. La oxigenación localizada y la analgesia permiten la vasodilatación y la relajación del músculo, favoreciendo la oxidación del lactato, neutralizando la acidosis, incrementando la síntesis de ATP, la homeostasis del calcio y la reabsorción del edema.
  8. Eletroacupuntura (EA) incluye el paso de una corriente eléctrica a través de la aguja y se supone que es más eficaz en el alivio del dolor que la acupuntura manual. Los estudios que investigan los mecanismos de acción de EA han revelado que los péptidos opioides endógenos en el sistema nervioso central mediar en los efectos analgésicos producido por este tratamiento. Por lo tanto, la EA se aplica en el los puntos de acupuntura para estimular los nociceptores musculares, que activar el sistema atinociceptivo endógeno. La OMS aprobó más de 40 trastornos que pueden beneficiarse del tratamiento de acupuntura.

El Dr. Sergio Inojosa le espera en consulta para asistirle con este padecimieto. El SDM representa sin duda alguna es uno de los mayores motivos de consulta e incapacidad laboral, que en su etapa aguda generalmente es localizado o regional y se resuelve espontáneamente o con medidas simples como calor, masaje, elongaciones o infiltraciones. Si este llega a ser crónico puede llegar limitar la calidad de vida del paciente de manera significativa, inclusive involucrando fenómenos autonómicos, este obtiene una considerable mejoría cuando además del tratamiento del dolor con fármacos y/o terapias físicas se corrigen los factores estructurales, posturales y ergonómicos y se tratan las condiciones médicas subyacentes que afectan la función muscular como el hipotiroidismo.

Sin embargo la recurrencia es muy frecuente especialmente cuando no se corrigen los factores recién mencionados o no hay una buena adherencia del paciente a los tratamientos, que como se revisó, son variados y efectivos si se utilizan en etapas tempranas.

ARTÍCULO DE SALUD PROPORCIONADO POR:
DR. SERGIO INOJOSA
Cirugía Maxilofacial


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