«Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo».
Día 1: Hablar con Dios, antes que con la pareja
Siempre en la vida llegan los problemas, los conflictos de pareja, y frente a esas situaciones lo ideal es antes de pelear, primero hablar con Dios y orar. La oración tiene poder, ya que nos sacamos la tensión y ansiedad; y Dios puede hablarnos claramente. La oración sirve para renovarse. Dígale a Dios sus dolores, sus frustraciones, sus molestias, las injusticias. Él no se sorprenderá.
La idea es pensar cómo se siente la persona que amo. Cuando estamos en una relación en la que me interesa la otra persona, tenemos en cuenta lo que siente, y ese es suficiente motivo como para tratar de hacer algo para restaurar la relación.
La vida espiritual personal es muy importante para una vida sana matrimonial. Si le damos a Dios la posibilidad a que obre en nuestra familia y nuestro hogar, aquietará las aguas previamente antes de la conversación con tu pareja.
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