Si alguien le preguntara qué hace el Espíritu Santo, ¿cómo respondería? Es posible que algunos cristianos no estén conscientes de lo que hace en sus vidas, pero la obra del Espíritu no es un misterio; la Biblia nos dice cuál es su papel.
Nos convence del pecado (Juan 16.8)
Este es el primer paso para reconocer nuestra necesidad de salvación. Pero aun después, el Espíritu nos sigue mostrando nuestro pecado para que podamos confesárselo a Dios y ser perdonados (1 Juan 1:9).
Nos guía en toda verdad (Juan 16:13,14).
El Espíritu Santo enseña acerca de Cristo y de la Palabra de Dios, y nos ayuda a discernir la diferencia entre la verdad y la mentira.
Nos llena (Efesios 5:18).
Ser lleno del Espíritu significa que nuestro camino es dirigido por Él, como un barco que es conducido por el viento. Lo cual requiere que nos entreguemos y reconozcamos que somos suyos y que tiene el derecho de dirigirnos.
Produce fruto en nosotros (Gálatas 5:22, 23)
El Espíritu produce cualidades como: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio. Aunque el Espíritu Santo habita en nosotros y nos sella en el momento de la salvación, su actividad en cada creyente toma toda la vida.
Él es nuestro Ayudador constante, que nos transforma a la imagen de Cristo y nos capacita para nuestros desafíos diarios, de modo que no tengamos que batallar por la vida. En todas nuestras dificultades, conflictos y angustias, guía nuestro camino, guarda nuestros corazones y nos da su sabiduría.
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