jueves, marzo 28, 2024

¿Quién soy en Cristo?: Día 3 – Efesios 1:7 – Ene 17

Soy Perdonado y Libre de Condenación

El perdón de Dios se extiende al peor de los pecadores y a cualquiera que desea recibirlo—no por quién somos nosotros, sino por quién es Él. —Charles Swindoll

A la gente le cuesta extender perdón a los demás. Secuestramos el perdón que debemos ofrecer a alguien más. No solo eso, sino que nos autoagredimos por nuestras decisiones pobres e incluso luchamos para aceptar que podemos ser perdonados.

El amor inexplicable de Dios fue mostrado a nosotros, al Él enviar, sin ningún tipo de egoísmo, a Su Hijo a la tierra. Jesús voluntariamente dejó su comodidad en los cielos junto al Padre, para pagar la pena más severa por ti y por mí. Murió en una cruz y gracias a Dios, se levantó de la tumba al tercer día. Su sacrificio nos redimió y pagó por todo pecado: pasado, presente o futuro. Por el amor de Dios hacia nosotros somos perdonados. Toma un tiempo para procesar esa idea: Somos perdonados.

No porque seamos buenos, sino porque Él es bueno.
No porque lo merezcamos, sino porque Jesús pagó por nuestros pecados.

Además de recibir el perdón de Dios, somos libres de la condenación. Lo que eso significa es que Dios no nos condena de ninguna manera, una vez que nos convertimos en seguidores de Cristo. Las voces que culpabilizan que escuchamos de otros así como de nuestro enemigo espiritual no tienen poder— o no deberían tenerlo. No podemos dejar que ninguna acusación nos impida vivir la vida que Dios nos ha dado. La versión de La Palabra Hispanoamericana de Romanos 8:1 dice, «Ninguna condena, por tanto, pesa ya sobre los que pertenecen a Cristo Jesús».

Así que intentemos algo diferente cuando seamos bombardeados con pensamientos de condenación. Reconozcámoslos y hablemos verdad sobre nuestras mentes. Sí, todos hemos cometidos errores y no hemos vivido al nivel del estándar de Dios, pero Dios nos colma diariamente con perfecta misericordia y gracia. Por eso, somos perdonados y libres de condenación.

Reflexiona

  • En tus propias palabras, escribe lo que «Soy perdonado y libre de condenación» significa para ti.
  • Repite «Soy perdonado y libre de condenación»durante el día — pon una alarma y dilo cada hora para que se arraigue profundamente en ti o escríbelo en una tarjeta y ubícala donde puedas verla a menudo.
  • Piensa en una situación que has enfrentado o que enfrentarás en la que puedas aplicar esta verdad.

Citas Bíblicas para estudiar:

Romanos 8:1
Romanos 6:23
Efesios 1:7

Amén

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