Rectitud
José fue usado por Dios como una pieza clave para Egipto durante la hambruna. El faraón recibió a los israelitas como invitados de honor para vivir allí, el pueblo judío prosperó tanto, que se multiplicaba rápidamente.
Sin embargo, muchos años después, llegó un faraón que desconocía a José y lo que había hecho por su país, y al ver que generación tras generación los israelitas se hacían más ricos y poderosos, tuvo miedo. Entonces, decidió imponerles trabajos forzados y oprimirlos para evitar que se hicieran fuertes, sin embargo, entre más los oprimían más se multiplicaban.
Fue entonces, cuando se les ordenó a dos parteras egipcias, llamadas Sifrá y Fuvá, que durante los partos de las mujeres israelitas se fijarán en el sexo del recién nacido y de ser varón lo mataran.
No obstante, las parteras habían oído hablar de Dios y eran temerosas de Su ley, por lo que decidieron no obedecer las órdenes del faraón. “Y hizo Dios bien a las parteras; y el pueblo se multiplicó y fortaleció en gran manera. Y por haber las parteras temido a Dios, él prosperó sus familias” (Éxodo 1:20-22).
Cuando leemos y meditamos sobre la Biblia, nos son revelados, entre otras cosas, atributos del carácter de Dios. Tal como explica Leo Berkhof: “Los atributos de Dios son las perfecciones que son reveladas del ser divino en las Escrituras o que son visiblemente puestos de manifiesto por Dios en las obras de su creación, providencia y redención”.
Al leer este pasaje de las escrituras, se nos revela la justicia y rectitud de Dios, ya que reconoció que las parteras habían hecho lo correcto y las bendijo a ellas y sus familias. La rectitud es un concepto íntimamente ligado a la justicia, es la forma en que esta es llevada a la acción en las relaciones con los demás (Deuteronomio 32:4).
Es por este motivo, que cuando Dios habla por medio del profeta Isaías anuncia justicia y rectitud para Su pueblo, ya que los dos elementos van de la mano (Isaías 45:19). Dios es Justo y Recto para reprender a aquellos que se rebelan en contra de su ley, pero también para prosperar a quienes le buscan, le siguen y le obedecen (Salmo 19:7-9).
Seguir los mandamientos y preceptos de Dios no es tarea fácil, nuestra naturaleza pecaminosa, el mundo y Satanás constantemente se presentan como obstáculos difíciles de superar. Sin embargo, perseveremos ya que una vez superada la prueba el Padre es justo y recto para reconocernos (Mateo 25:34).
Este mundo y sus riquezas son pasajeros, busquemos más bien la rectitud de Dios que es eterna.
¿En qué áreas de tu vida te cuesta ser recto?
Citas Bíblicas para estudiar:
Salmos 19:7-9
Romanos 2:6-7
Isaías 45:18-19
Amén
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