lunes, abril 29, 2024

FAMILIA: Depresión en Niños y Adolescentes

La depresión ya ha dejado de ser una enfermedad solo de adultos. Actualmente cada vez más hay niños diagnosticados con trastornos depresivos. ¿A qué signos y síntomas debemos estar alerta los padres para actuar precozmente?

Los niños pueden comunicar o mostrar sentimientos de infelicidad, tristeza, desaliento, irritabilidad, pero la mayoría de ellos serán reactivos a un suceso externo, servirán para adaptarse a las diferentes situaciones a las que se enfrenta y el niño se recuperará progresivamente de estos estados de ánimo. Sin embargo, un pequeño porcentaje de ellos cursará con síntomas depresivos durante su infancia y/o adolescencia.

Es importante diferenciar la depresión de la tristeza. La tristeza es una emoción universal de la condición humana y tiene una función adaptativa, mientras que la depresión es una alteración grave del estado de ánimo, cualitativamente distinta de la tristeza y que requiere tratamiento específico.

Investigaciones recientes muestran que un 2% de los niños y un 4-8% de los adolescentes presentan depresión. La depresión es una patología que, a su vez, parece estar acelerando su ascenso como causa de ingreso hospitalario. Por otro lado, en el tercer Cuaderno FAROS “Trastornos del comportamiento en la infancia y la adolescencia: ¿Qué está sucediendo?” se especifica que en niños diagnosticados con trastornos de conducta las tasas de depresión pueden situarse entre el 15% y el 31%.

La depresión en niños puede ser severa y de larga duración y puede interferir en todos los aspectos de su vida diaria, desde el rendimiento escolar hasta sus relaciones con amigos y familiares.

Síntomas de depresión en niños

Los síntomas de depresión varían según la personalidad del niño y la etapa de desarrollo en la que se encuentra. Los síntomas principales son:

  1. Estado de ánimo irritable o triste. Los niños suelen estar más irritables o malhumorados que tristes o abatidos.
  2. Pérdida de interés o de placer. Pasan menos tiempo en hobbies o actividades que anteriormente les producían placer. Los padres suelen notar mayor aislamiento social o abandonos de hobbies que antes disfrutaban.

Otros síntomas habituales son los siguientes:

  • Cambios en el apetito, con repercusión en el peso (pérdida, ganancia o un estancamiento)
  • Cambios en el sueño (dificultades para dormir o sueño excesivo)
  • Cambios psicomotores (dificultad para estar quieto y moverse continuamente; o marcado enlentecimiento en las respuestas y movimientos) 
  • Pensamientos de inutilidad o culpa
  • Fatiga, pérdida de energía
  • Dificultades para concentrarse (por ejemplo, se puede observar una bajada brusca del rendimiento académico, que se distrae constantemente o quejas de memoria)
  • Pensamientos de muerte, intentos de suicidio

Ten presente que muchos de los síntomas descritos también son característicos de otros tipos de dificultades o trastornos; no son exclusivos de la depresión. Pueden aparecer en otros trastornos psicológicos, como:

  • Trastorno de ansiedad: nerviosismo, inquietud psicomotriz, quejas somáticas, dificultad para dormir.
  • Trastornos de conducta: problemas de conducta o disciplina
  • Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH): dificultades de concentración, rendimiento académico bajo, baja tolerancia a la frustración, autoestima baja
  • Trastornos del aprendizaje: rendimiento académico bajo, dificultad para concentrarse, autoestima baja
  • Fobia escolar: quejas de molestias físicas, agitación, rendimiento académico bajo
  • Falta de destrezas sociales: aislamiento social, mala conducta, problemas de disciplina
  • Enfermedades físicas: quejas de molestias físicas, cambio en el apetito, cansancio
  • Trastornos de la conducta alimentaria: subida o bajada de peso corporal, falta de ganancia de peso / crecimiento adecuado, cambios en el apetito, autoestima baja

Ninguno de estos síntomas, aislados o en grupo, son solamente de depresión. Si algunos de estos síntomas están presentes o tienes dudas, consulta al profesional. En caso necesario, un profesional de la salud mental (psicólogo clínico o psiquiatra) será capaz de descartar estas y otras causas.

Factores de riesgo de la depresión infantil 

  • ​Temperamentales: determinados rasgos de temperamento y personalidad aumentan el riesgo de desarrollar una depresión mayor
  • Ambientales: como acontecimientos adversos en la infancia, especialmente cuando son múltiples y de diferentes tipos.
  • Genéticos y fisiológicos: los niños cuyos progenitores tienen un trastorno depresivo tienen de dos a cuatro veces mayor riesgo.
  • Comorbilidad: tener otro trastorno psicológico aumenta el riesgo de desarrollar una depresión o de dificultar su mejoría. Tener una enfermedad médica crónica o incapacitante también aumenta el riesgo de episodios depresivos.

Diagnóstico de la depresión en niños

El comienzo de la depresión puede ser súbito o gradual. Diagnosticarla puede ser difícil debido a que puede presentar síntomas típicos de otros trastornos, como la ansiedad o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

A pesar de que un niño puede presentar uno o más síntomas de depresión, generalmente se considera un trastorno depresivo mayor si se observan cinco o más de los síntomas descritos por un determinado mínimo dos semanas durante la mayor parte del día y estos causan una interferencia significativo en el día a día.

Tratamiento de la depresión en niños

Cuando los síntomas no son propios de una depresión, sino que son emociones reactivas a acontecimientos vitales, habitualmente no precisan de un tratamiento especializado. Los progenitores pueden enseñar a los niños a identificar, entender y gestionar dichas emociones. Por ejemplo, los sentimientos de fracaso e irritabilidad causados por obtener una mala nota en la escuela pueden ser una señal de la necesidad de mejorar los hábitos de estudio y de prestar más atención en la escuela. Por otro lado, también serán una oportunidad para que los niños aprendan a tolerar la frustración. Por otro lado, cuando los síntomas de depresión son persistentes y más severos se debe buscar la ayuda de un profesional (generalmente un psicólogo clínico o un psiquiatra, aunque inicialmente se puede consultar al pediatra referente). Los tratamientos más utilizados son:

  • Tratamientos psicológicos, como la terapia cognitivo-conductual, la terapia interpersonal o la terapia familiar
  • Tratamientos farmacológicos
  • Tratamientos combinados (fármacos y psicoterapia)

¿Cómo puedes ayudar a un niño con síntomas de depresión?

La siguiente lista de sugerencias puede ayudar a los padres con los síntomas más comunes de la depresión en niños:

  1. Autoestima baja y tendencia a criticarse a sí mismo: elogia al niño frecuentemente con sinceridad, reforzando conductas concretas; acentúa lo positivo, de una manera comprensiva. Pon en tela de juicio las críticas del niño hacia sí mismo y señálale sus pensamientos negativos cuando ocurran, ayúdale también a integrar y aceptar sus propios errores e imperfecciones dentro de su autoconcepto.
  2. Culpabilidad: ayuda al niño a distinguir entre los acontecimientos que él puede controlar y los que están fuera de su alcance: ayúdalo a que comience a hablar positivamente de sí mismo.
  3. Estabilidad familiar: mantén una rutina y disminuye los cambios en asuntos familiares; coméntale acerca de los cambios con anticipación para reducir las preocupaciones.
  4. Desesperación e impotencia: pide al niño que escriba o hable de sus sentimientos y que anote sus pensamientos placenteros de tres a cuatro veces al día, para que éstos vayan aumentando en un período de cuatro a seis semanas.
  5. Pérdida de interés y tristeza: prepara una actividad interesante al día; planifica acontecimientos especiales; comenta temas agradables.
  6. Apetito y problemas de peso: no lo obligues a comer; prepara sus comidas favoritas; favorece que la hora de comer sea placentera.
  7. Dificultades para dormir: mantén un horario constante para dormir; participa junto con él en actividades relajantes como leer o escuchar música suave; termina el día con una nota positiva.
  8. Agitación e inquietud: cambia las actividades que causan agitación; enséñale al niño técnicas de respiración y relajación; un masaje puede ayudar; estimula el ejercicio y la recreación.
  9. Temores excesivos: reduce las situaciones que causan ansiedad e incertidumbre; apóyalo y tranquilízalo; acompáñalo a afrontar situaciones que causan miedo desproporcionado; la planificación puede reducir la incertidumbre.
  10. Comportamiento agresivo e ira: rechaza la conducta destructiva de una manera amable pero firme; da validez a sus emociones y estimula al niño a expresar sus sentimientos de ira apropiadamente; no reacciones con ira; se consistente en sus respuestas a la conducta inadecuada.
  11. Dificultad para pensar y para concentrarse: anima al niño a participar en juegos y actividades; trabaja con los maestros y los psicólogos escolares para promover el aprendizaje; adapta el entorno para facilitarle la concentración.
  12. Pensamientos suicidas: estate alerta a las señales de suicidio; busca ayuda profesional inmediatamente.
  13. Si la depresión persiste: consulta con vuestro pediatra para que valore realizar una derivación al psicólogo clínico o al psiquiatra.

Recuerda, ante cualquier signo de alarma o duda, consulta con el especialista. 

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