Amor es Una Persona: Día 5 – Romanos 12:15 – May 1

El amor rehúsa los celos y no presume  

“El que ama tiene paciencia en todo, y siempre es amable, no es envidioso ni se cree más que nadie. No es orgulloso.” 1 Corintios 13:4

Los celos son una postura extremadamente egoísta de considerar tus talentos y posesiones como superiores a los de tu prójimo. Los celos se revelan a sí mismos cuando nos rehusamos a unirnos en celebración de la buena fortuna, talentos y habilidades de los demás. 

La envidia y los celos son parte de la mentira original del enemigo, un semillero de comparación pidiéndonos que creamos que Dios retiene Su bondad de nosotros y que Él, en lugar, está dándoselo a alguien más. Este tipo de pensamiento es una fortaleza de esclavitud y mentiras. 

La envidia es un sutil, espíritu malvado que se eleva en oposición a la bondad que cae en los demás. La envidia está en oposición directa a él amor. 

La envidia y los celos vienen de una mentalidad de escasez la cual, en efecto, cree que la bondad de Dios es limitada—que no hay suficiente para todos. Es la creencia que lo que alguien más tiene o le es dado, quitara de lo que nosotros podamos tener o recibir. 

La envidia es creer en un problema matemático falso: Tu + tu buena fortuna = menos para mí. 

Usualmente, cuando nos detonamos por la envidia y celos, nuestra respuesta natural es disminuir el éxito de los demás para sentirnos mejor acerca de nosotros mismos —un esfuerzo desesperado de balancear la falsa ecuación en nuestra mente. 

Pero el versículo nos habla acerca de esto al decirnos, 

“El amor no presume sobre los logros de sí mismo ni infla su importancia.”  

Una opinión engreída de nuestras propias opiniones o habilidades alejara a los demás de nosotros. Proverbios nombra a esta persona un burlón, mofador, un sabelo-todo. Es muy fácil para nosotros caer en esta categoría porque creemos que nuestras opiniones nos definen y nos hacen quienes somos. Estamos a favor de esto, pero en contra de aquello, cayendo en un estándar religioso de conveniencia. ¿Será que en realidad estamos reteniendo nuestro amor por los demás debido a nuestras opiniones?  

El honrar y reconocer los logros de los demás, sin importar quienes son o cómo viven, no te disminuye. De hecho, en el Reino de Dios, el elevar la importancia de tu prójimo al honrarlo invita más honor hacia ti y es una demostración de madurez en tu corazón. La habilidad de reconocer y honrar a tu prójimo es una fuerte evidencia que estas sobrepasando tus creencias limitadas acerca de Dios. 

¡El amor elige celebrar todas las cosas buenas! El amor se regocija con los que se regocijan. El amar a los demás al honrarlos se convierte en un amplio lugar de libertad, creyendo que hay bondad más que suficiente para todos nosotros. 

Cuando he sido detonada por celos y envidia, es una señal para mí que debo entregarlo a Jesús y preguntarle qué es lo que está sucediendo en mi corazón. Él siempre ha sido fiel en revelarlo. 

“… Dios no nos negó ni siquiera a su propio hijo, sino que lo entregó por nosotros, así que también nos dará junto con él todas las cosas.” Romanos 8:32

Citas Bíblicas para estudiar:

1 Corintios 13:4
Salmos 75:6-7
Proverbios 21:24
Romanos 12:15
Romanos 13:9
Filipenses 2:2-5
Romanos 8:32

Amén

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CONSTRUYENDO REDES

Desde que dos corazones se unieron para responder a un llamado a la situación política, económica y social, se ha venido gestionando una invitación que tiene por nombre “Construyendo Redes”. Esta iniciativa ha sido liderada en principio por el presbítero  Cesar Coa de la parroquia Corphus Christi en el sector de Core Ocho “Las Casitas y Yasibit Bolívar, de la Alianza Internacional Cielos Abiertos y representante del programa social “Arepa de Amor”, a la que se unen Andrea González, quien preside la Red de Voluntarios desde la plataforma y Fundación “Es de Voluntarios” y Luis Cabareda, consultor empresarial y especialista en el área de emprendimiento pertenecitente al Club de Emprededores de Fedecámaras y responsable del proyecto Voz Empresarial.

Así mismo se han unido colaboradores de proyectos similares en la promoción del desarrollo ciudadano como Pedro Sanó de Vitrina de Sueños, Flor Escobar de la Escuela de Emprendedores Venezuela Fenix, Miluzmar Caraballo de la Escuela Betania de Arte y Oficios, Julia Rendón, Marcos Araujo, Brayan Filgueira y la reconocida casa de estudios Universidad Católica Andrés Bello, bajo la Dirección de Identidad y Misión de la misma institución.

Todo este movimiento integra a las diferentes organizaciones sociales sin fines de lucro, voluntarios y grupos de apoyo de la ciudad. El objetivo de reunir a las agrupaciones con sentido social, es responder a la crisis humanitaria por la que atraviesa Venezuela en el área social, salud, ecología y bienestar general. Se establece una “Red Humanitaria para Guayana” que está destinada a los distintos problemas sociales como envío de medicinas y/o alimentos, área deportiva, cultural y refugios.

Esta red pretende ser un proyecto de transformación humana y de innovación para el emprendimiento desde la espiritualidad, la promoción de la educación ciudadana desde la formación y oficios en las comunidades, desarrollo de misión, visión y objetivos de Construyendo Redes y aliados.

Este sábado 30 de marzo de 2019 se convoca al II Encuentro Taller “Construyendo Redes” en el Salón de Usos Múltiples de UCAB Guayana desde las 8:00 am.m hasta las 12:00 p.m.

¿Qué está haciendo Dios?: Día1 – 1 Reyes 19:11 – Feb 3

Escucha

El concepto de escuchar a Dios puede ser confuso. Si lees la Biblia, vas a ver algunos ejemplos de Dios apareciéndose y hablando por medios sobrenaturales difíciles de ignorar: Un arbusto en llamas, una voz de trueno, un burro que habla. Mientras creo que a todos nos gustaría que Dios sea así de claro cuando nos habla, en realidad es una rareza a través de toda la historia. A menudo, vemos a Dios hablar más suave… de una manera más sutil.

Un ejemplo perfecto es la historia que vas a leer. El profeta del Antiguo Testamento, Elías, estaba por tirar la toalla: cansado, harto, listo para renunciar. Así que Dios vino para entablar una conversación con él y mientras Elías estaba escondido en la cueva en medio de la nada, una serie de eventos comenzaron a desarrollarse. Desde la cueva, Elías presenció toda clase de desastres naturales, como ¡la naturaleza siendo hecha pedazos! Luego escucha un susurro apacible, y es ahí cuando Elías sale fuera de la cueva, listo para escuchar a Dios.

Si yo fuera Elías en esa cueva y supiera que Dios vendría para hablar conmigo, probablemente lo hubiese esperado de manera espectacular y obvia. Cuando incendios y terremotos pasan impetuosamente alrededor mío, pensaría, «Ahí está el Creador todopodesoro del universo». Pero Dios prefiere hablarnos en susurros. Él es amable con nosotros. Y más que eso, vivimos con la ventaja de tener a Dios mismo, en la persona del Espíritu Santo, viviendo dentro de nosotros. Podemos escuchar de Dios porque Él ya está aquí mismo, más cerca de lo que pensamos.

Pero hay un problema: Si Dios nos habla en susurros, nos tenemos que tranquilizar si esperamos escucharlo. ¿Podrías escuchar un susurro mientras escuchas música en tus audífonos, la agenda llena que mantienes, o una lluvia constante de barreras? ¿Cuándo fue la última vez que te relajaste, te mantuviste callado, y en realidad escuchaste ese susurro apacible que viene de Dios? Después de leer este pasaje, tómate unos minutos y date una oportunidad de intentarlo.

Citas Bíblicas para estudiar:

1 Reyes 19:11-13

Amén

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Ágape, Amor de Dios: Día 6 – Romanos 5:5 – May 15

Traduciendo el amor de Dios a nuestra experiencia diaria

La Biblia declara que el amor de Dios ha sido derramado en los creyentes cristianos. Pero, aunque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones, requiere ser trabajado para convertirlo en una experiencia real, porque el amor no brota de manera natural, espontánea y fluida hacia otras personas, incluyendo nuestros enemigos. 

Traducir el amor ágape de su estado potencial, como capacidad instalada desde el punto de vista espiritual, a un estado dinámico, activo y práctico, requiere mucha intencionalidad y enfoque; mucha resolución. 

Diferenciando el amor ágape del amor egocéntrico

La definición del amor de la cultura del mundo está basada en el beneficio que se obtiene de otras personas, en la reciprocidad. 

Amor SI

Muchas personas, inclusive creyentes cristianos, viven con una definición del amor centrada en “lo que el otro me aporta, o hace por mí”, desarrollando un amor condicional al que yo llamo amor sí. Este tipo de amor antepone siempre el condicional SI. “Si me amas, te amo”; “Si tratas de agradarme, yo haré lo mismo”. Este tipo de amor nunca da nada sin recibir algo primero; siempre busca la “reciprocidad” y la compensación. Es un amor utilitario, además de egoísta, posesivo y egocéntrico. Busca, en palabras de Erich Fromm “lograr un intercambio mutuamente favorable”.

Amor PORQUE

Otras personas basan su amor en los méritos o cualidades (generalmente rasgos externos de la personalidad). Yo llamo a este tipo de amor, amor porque. Este tipo de amor es menos egoísta, pero sigue siéndolo. Es un amor interesado. “Te amo porque eres bueno”; “Te amo porque eres rico o inteligente”. Este tipo de amor ama por lo que la persona es o tiene en un momento determinado; pero ¿Qué pasa cuando no hay riqueza o se acaba la belleza, o  bondad en la otra persona? Entonces ya no se es capaz de amar. Este tipo de amor al igual que el amor SI tiende a ser efímero y defectuoso.

Amor A PESAR DE

Por el contrario, el amor ágape es un amor desinteresado y altruista; abnegado y sacrificial. El amor no hace nada impropio; no es egoísta ni se irrita; no es rencoroso; (1 Corintios 13:4-5). Es un amor que ama a pesar de. 

Citas Bíblicas para estudiar:

Romanos 5:5
1 Corintios 13:4-5
1 Corintios 13:6-7

Amén

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La Importancia de enseñar a nuestros hijos a hacer amigos

La infancia con amigos es mejor, pero no siempre es fácil. Si los padres valoran la importancia de las amistades podrán fomentarlas y encauzar contratiempos.

Las amistades desempeñan un papel muy importante en el desarrollo personal y social de los niños. Por ello padres y educadores deben transmitir el valor del compañerismo y la amistad, potenciando las relaciones con otros niños y niñas, tanto dentro como fuera del entorno escolar.

Aunque en el seno de la familia haya muy buena relación y comunicación, los padres son ante todo padres: dedican a los hijos su amor, atención y cuidados, y comparten con ellos muchos de sus entretenimientos, pero eso no debe confundirse con ser sus amigos. Los niños eligen libremente a sus amistades entre sus compañeros de escuela y actividades extraescolares o en el vecindario.

Durante la infancia las relaciones entre amigos son fundamentales para que los niños no se sientan solos y marginados, ya que para ellos es preciso sentir que forman parte de un grupo y que son aceptados por sus compañeros.

No siempre se trata de relaciones cordiales ya que muchas veces llegan a discutir y a pelearse, pero estas discusiones también suponen una parte importante de su socialización.

En tanto que los contactos y encuentros con otros niños se van repitiendo, se establecen unos lazos afectivos y unos vínculos que pueden prefigurar el modelo de las relaciones que establecerán en su vida adulta.

Hasta los 2 años: Egocentrismo Inicial

Hasta los dos años aproximadamente los niños prefieren estar solos, pero pronto buscan la compañía de otros niños.

Al principio de estas relaciones suelen ser muy egocéntricos, ya que ese es el modo principal de funcionamiento de su personalidad. Al jugar con otros niños muestran una actitud muy ambivalente: se acercan, desean jugar con ellos, pero son reacios a compartir sus juguetes y con frecuencia intentan arrebatarles los suyos.

Este egocentrismo tiene que ver más con los objetos propios que con ellos mismos. No es que no quieran estar con los otros niños, sino que les cuesta compartir sus juguetes.

Los padres no deben dejarse llevar por esta actitud y separarlos de los otros niños para evitar riñas, sino enseñarles a compartir estimulando el intercambio de juguetes y haciendo de mediadores. Poco a poco aprenderán que si dejan sus cosas los demás niños les dejarán también las suyas.

Al final del juego, incluso unos querrán llevarse los juguetes de los otros, algo que también se debe alentar para enseñarles a respetar lo ajeno, quedando por ejemplo otro día para devolverlo.

Desde los 3 años: Relaciones Selectivas

A partir de los tres o cuatro años, los niños ya son mucho más sociables, tanto porque su personalidad se ha desarrollado un poco más y ya no son tan egocéntricos, como por el hecho de haber empezado a ir a la escuela, donde ya se han generado unos lazos sociales con otros niños y han aprendido a compartir actividades con ellos.

Ese aprendizaje les lleva también a ser más selectivos a la hora de buscar compañeros con quienes jugar. Si antes en el parque iban de un niño a otro, ahora ya encuentran sus preferencias por afinidad, trato o cualquier otro motivo.

Aquí los padres deben estar atentos a fin de que no se genere una relación demasiado excluyente con uno o dos amigos y pasen del resto de niños. En estos casos conviene decirles que aunque estos sean sus amigos favoritos y quizá aquellos a quienes inviten a pasar una tarde en casa, es preferible que dejen participar en sus juegos a otros niños y que ellos se incluyan también en otros círculos.

También debe tenerse en cuenta que esta especie de enamoramiento es muy frágil. Por la menor tontería pueden dejar de ser amigos de hoy para mañana. Expresiones como «ya no soy tu amigo» son frecuentes y casi siempre suelen responder a un arrebato pasajero.

¿Son buenos los amigos imaginarios?

Entre los tres y cuatro años los niños suelen inventarse un amigo imaginario: un muñeco, un peluche o alguien inexistente con quien hablan durante las comidas, en sus ratos de juego o al acostarse. Los padres no deben preocuparse ya que, aunque no sea una persona real, el niño puede llegar a describirlo como si estuviera presente.

A este personaje puede llegar a atribuirle rasgos que le gustaría tener; es una especie de héroe con quien comparte sus aventuras y forma parte de su creatividad. El niño, por otro lado, sabe muy bien distinguir que se trata de un personaje fantaseado.

Si queremos saber qué significa para él hay que estar atentos, observar su «relación» y escuchar sus «diálogos». Probablemente lo utiliza en algunos momentos difíciles, como cuando espera la llegada de un hermano, está más nervioso o necesita ayuda para algo.

Aunque este amigo imaginario suele responder a un momento determinado del desarrollo infantil, si se prolonga mucho tiempo –más allá de los siete u ocho años–, o al niño le cuesta hacer amigos de verdad, entonces habrá que averiguar si está ocultando otro tipo de problemas de relación y consultarlo con sus tutores de la escuela para ver si el niño está bien integrado en su clase.

Desde los 6 años: La edad de los camaradas

A partir de los seis o siete años los amigos cobran gran relevancia, fenómeno que se irá acentuando hasta la entrada en la etapa adolescente, en que los compañeros desempeñan un papel crucial.

Durante la prepubertad y la pubertad se comienzan a descubrir valores como la amistad y el compañerismo. Los amigos ya no son simples compañeros de juegos, sino camaradas con quienes compartir intrigas, los descubrimientos que van haciendo, los secretos acerca del chico o chica que más les gusta, los problemas de casa o de la escuela.

Sobre todo constituyen una pandilla, un grupo de referencia al que se pertenece y en el que se establecen, como en todo grupo humano, una serie de papeles, como el del líder, el hábil, el torpe, el simpático…

Como su desarrollo intelectual ha avanzado mucho, los juegos que prefieren en estas edades son los juegos de mesa. Comportan el seguir unas reglas establecidas, aunque muchas veces estas reglas las dispongan ellos mismos, lo que les hace llegar a acuerdos mediante una trama de negociaciones que imita los mecanismos de la vida adulta y se convierten en una parte importante de su aprendizaje de habilidades sociales.

Aunque se declaren amigos para siempre, en esta etapa los niños cambian fácilmente de amigos. Al variar de intereses y aficiones con frecuencia, buscan nuevos amigos con quienes compartir y reforzar sus afinidades.

El inicio de una verdadera amistad durante estos años les permite a los niños aprender el valor de la tolerancia y la cooperación, estrechar vínculos emocionales y afectivos, desarrollar habilidades sociales para relacionarse con los demás, escuchar y tener en cuenta los puntos de vista y conocer nuevos intereses.

¿Cómo solucionar posibles conflictos entre niños?

La amistad no es un idilio exento de discusiones y peleas. Se dan entre hermanos y también son frecuentes entre amigos. Muchas veces se generan riñas porque carecen aún de las habilidades para prevenirlas y evitarlas, y cuando se dan cuenta están en plena discusión.

Es fácil que, al final, la sangre no llegue al río y que sean ellos mismos quienes resuelvan sus conflictos. Por tanto, no conviene que el adulto participe de entrada más que como mero observador.

  • Si pidiesen ayuda para resolver sus problemas, la actitud más adecuada es:
  • No ser un juez que dicta quién es el bueno y quién el malo, sino aportar una reflexión para que ellos mismos puedan encontrar una solución, que será mucho mejor aceptada.
  • Mostrar una escucha activa. Que sientan que deseamos ayudarles, y que les escuchamos con interés para reflexionar sobre la mejor forma de hacerlo.
  • Ayudarles a identificar el origen del problema, pues a menudo lo que ha derivado en un conflicto es una de las reglas que han impuesto o bien otro motivo distinto a aquel por el que están discutiendo.
  • Enseñarles a ser empáticos. Es muy importante que aprendan a ponerse en el sitio del otro, a sentir lo que él siente o lo que ellos sentirían si estuvieran en su piel.

Enseñar con el ejemplo: Cómo ayudarles a hacer y mantener amistades

Todos sabemos que es muy difícil hallar buenos amigos y, de hecho, son pocas las personas que reciben este calificativo.

Por ello los padres suelen estar atentos a las amistades que puedan hacer sus hijos, observando si la relación les beneficia o les perjudica, dado que como niños aún no han alcanzado la madurez para evaluarlo por sí mismos.

Como somos el espejo en que se miran los pequeños, conviene mostrarles con el ejemplo qué es para nosotros una amistad, qué hacemos para cultivarla, de qué hablamos con nuestros amigos, cómo nos ayudamos entre nosotros…

Aunque surja cierta inquietud, no hay que mostrarse rotundamente contrarios a ciertas amistades de nuestros hijos.

Se puede orientar a los hijos y señalarles las cosas que desagradan de algún compañero, pero también alabar la elección de los amigos que nos gustan.

Solo se debe intervenir con cierta firmeza en aquellos casos en que una relación resulta realmente perjudicial, porque aísla al niño, le crea tal dependencia que no le permite estar solo ni un momento (ni siquiera para estudiar, ya que siempre están quedando para jugar) o porque la conducta de ese otro niño no parece un buen ejemplo.

Si es necesario, hay que propiciar situaciones que le permitan conocer a otros niños, o bien proponerle que haga algún deporte o alguna actividad extraescolar que le ayude a encontrar otros intereses y otro círculo de conocidos.

¿Cómo estimular la sociabilidad de los niños?

El círculo en que se mueven los niños debe ser mayor que la familia y la escuela. La sociabilidad y la facilidad para hacer amigos deben desarrollarlas desde pequeños. Por ello es útil:

  • Incitarles a participar en juegos que fomenten el intercambio y la cooperación, para que aprendan a compartir y a dar y recibir.
  • Facilitar el contacto con otros niños, dejándoles ir de colonias o permitiendo que los amigos vengan a casa y que ellos vayan a las suyas.
  • Fomentarles la autoestima y la confianza en sí mismos, pues si se sienten seguros les será más fácil abrirse a nuevas experiencias y conocer a otros niños.
  • Hacerles compartir momentos destacados con sus compañeros, como puede ser organizando una fiesta de cumpleaños o alguna otra celebración que les pueda hacer ilusión.

¿Y si al niño le cuesta hacer amigos?

Hacer amigos es una necesidad vital y no siempre fácil de satisfacer. Si un niño carece de ellos conviene investigar por qué.

No a todos los niños les resulta fácil hacer amigos, pero eso no significa que esos niños se lo pasen mejor estando solos; al contrario: muchas veces sufren en silencio su soledad y se sienten mal por no pertenecer a una pandilla o que nadie quiera jugar con ellos.

Las dificultades pueden venir por la personalidad del niño y los casos más frecuentes son:

  • Niños tímidos e inseguros. Suele ser el motivo más frecuente, ya que la timidez les hace niños retraídos y con poca confianza en sí mismos. Eso les lleva a no querer participar en los juegos de los otros por temor al ridículo y a las posibles burlas.
  • Niños sobreprotegidos. La sobreprotección convierte a los niños en personas muy egoístas, a quienes les cuesta compartir las cosas y dejar de ser el centro de atracción. Como quieren ser los que dominan el juego y sus reglas y se enfadan al menor contratiempo, suelen ser marginados por sus compañeros.
  • Niños violentos. Cuando en su interacción con los demás predominan la violencia, la fuerza física o los insultos, acaban convirtiéndose en molestos compañeros de juego y, a la larga, son evitados por los otros.
  • Niños que se sienten diferentes. Puede deberse a que tienen una baja autoestima o a que se sienten superiores. En general, no aceptan a los demás porque no se aceptan bien a sí mismos; así que, aunque el mecanismo que utilizan es la crítica a los otros, el problema radica en ellos.

Si aparece alguna de estas situaciones y el problema se cronifica, antes de que los niños sigan sufriendo conviene consultar con un especialista, porque en realidad se trata de un problema de personalidad que debe tratarse.

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Construyendo una fe firme – Dia 6 – Lucas 5:5 – Sep. 9

¡Una vez más, pero ahora en Tu Palabra!

El Señor siempre tiene en su corazón bendecirnos, ¡es su plan inconmovible! Sin embargo, la decisión de mantenernos caminando en esa ruta es nuestra. Las decisiones que tomamos importan. 

Hoy, podemos decidir tener una fe atrevida, centrada en Su Palabra y, para lograrlo, Pedro nos enseña tres claves:

Servir desinteresadamente: aún en medio del cansancio, después de una jornada agotadora e infructífera, Pedro fue desafiado a dar un esfuerzo más. Esta vez para el beneficio de otros. Jesús le pidió la misma barca que usaba para pescar, ahora para enseñar a toda una multitud y, además, le pidió empujarla de nuevo hacia el mar: ¡un pequeño esfuerzo más que le traería una gran recompensa inesperada! Una experiencia cercana con el Poder de Dios y un llamado más alto que el que pudo alguna vez imaginar.

Pedro no antepuso sus frustraciones al servicio a Cristo. Cuando eres capaz de servir a otros por encima de a ti mismo, entonces eres capaz de recibir bendiciones que te superan. 

Escuchar: Antes de actuar, debemos escuchar correctamente. Pedro, antes de recibir la orden, estuvo escuchando a Jesús junto a la multitud. Por ello, pudo comprender Su palabra y actuar basado en ella y no en sus propias fuerzas. Los pasos de fe requieren brío porque nos desafían hacia lo que humanamente no podemos hacer, pero ese esfuerzo debe estar anclado en una orden y no en una presunción. El Señor tiene muchas formas de hablar y de confirmar lo que nos dice: leer la Biblia es escuchar Su voz y, al mismo tiempo, la mejor forma de confirmar Su voluntad para nosotros. 

Creer en lo que te ha dicho y actuar firme en ello: Pedro recibió una orden: “Vuelve a hacerlo” ¡Wow! ¡Solo creyendo en Quién te envía podrás fortalecerte para volver a intentarlo! 

Esta orden era totalmente opuesta a la razón humana. Quienes saben del tema saben que no es posible pescar al mediodía debido al reflejo del sol y, esa, fue la hora aproximada en la que Jesús le dijo: “Ve y boga mar adentro”, pero, ¿por qué Jesús lo hizo? 1) Para recompensar a Pedro (es imposible no ser bendecidos cuando hemos, desinteresadamente, servido a otros). 2) Para mostrase en Poder a él haciéndole conocer Quién era el Dios a quien serviría a partir de ese día.

¿Sabes cuál es la voluntad de Dios para ti en este momento? ¿Te tomarías un tiempo para escucharlo al respecto? Confirma hacia dónde te dirige y ve ¡No lo dudes… El Poderoso está contigo!

Citas Bíblicas para estudiar:

Lucas 5:5

Amén

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¿Cuánto debemos dormir según nuestra edad?

Los patrones del sueño cambian a lo largo de la vida, y por eso hay una guía aceptada por los científicos en la que se indica el número de horas de sueño recomendadas según la edad. Es un parámetro confiable para garantizar un buen descanso.

Hoy en día se sabe que los patrones para dormir cambian según la etapa de la vida en la que nos encontremos. Por eso hay horas de sueño recomendadas según la edad, ya que las necesidades orgánicas y el estilo de vida varían con el tiempo.

Según un artículo publicado en 2002 por la Revista de Psicología Clínica y de la Salud, descansar es fundamental para el buen funcionamiento del cerebro. De hecho, no dormir el tiempo suficiente puede traer problemas de salud; de la misma manera, dormir demasiado tampoco es aconsejable.

No obstante, si la cantidad de tiempo que cada uno necesita para dormir depende de diferentes factores, ¿cuál es la importancia de respetar las horas de sueño recomendadas por los expertos según la edad? ¿Cuántas nos corresponden? A continuación, brindamos toda la información al respecto.

La importancia de dormir el tiempo adecuado

Las horas de sueño recomendadas según la edad no son una cifra exacta. En realidad, es complicado determinar de forma precisa los horarios. Así, hay adultos jóvenes que duermen cinco horas y esto les resulta perfecto, mientras que otros necesitan dormir nueve horas.

Saber si estamos durmiendo el tiempo adecuado depende más bien de las señales que indican que no estamos descansando lo suficiente. En general, cuando una persona se siente somnolienta e irritable durante el día, es un síntoma de que no está descansando de forma adecuada. 

Asimismo, cuando alguien se despierta por la mañana y a los pocos minutos vuelve a quedarse dormido, es probable que no haya tenido un descanso nocturno satisfactorio.

Se dice que una prueba confiable para saber si duermes bien, es la de dormir durante 15 días sin ninguna restricción (esto se puede hacer en vacaciones). Si al final de esa etapa no hay ningún trastorno del sueño y los horarios son regulares, la persona tiene un buen descanso.

Horas de sueño recomendadas según la edad

Ahora bien, como ya anotamos, el tiempo de sueño adecuado varía en función de la edad. De hecho, la National Sleep Foundation (NSF) presentó un nuevo listado con los mínimos y máximos de horas de descanso adecuadas según la edad.

Este trabajo se basa en las investigaciones científicas más recientes al respecto. En base a este informe, las horas de sueño recomendadas por los expertos son las siguientes:

  • Recién nacidos (0-3 meses): entre 14 y 17 por día.
  • Bebés (4-11 meses): entre 12 y 15 horas cada día.
  • Niños pequeños (1-2 años): entre 11 y 14 horas.
  • Infantes en edad preescolar (3-5): entre 10 y 13 horas.
  • Edad escolar (6-13): de 9 a 11 horas.
  • Adolescentes (14-17): entre 8 y 10 horas.
  • Adultos más jóvenes (18-25): de 7 a 9 horas.
  • Mediana edad (26-64): entre 7 y 9 horas.
  • Tercera edad o adultos mayores (65 o más): entre 7 y 8 horas.

¿Por qué la edad influye en las horas de sueño?

Los bebés necesitan dormir más que los adultos porque es esencial para su adecuado desarrollo físico y psicológico. Durante el sueño, el organismo de los niños produce más hormonas de crecimiento. Estas son fundamentales para modular la proporción adecuada de los órganos y la correcta evolución del sistema nervioso.

Asimismo, los bebés y los niños están en permanente proceso de aprendizaje; en consecuencia, solo mediante el sueño logran organizar y fijar la información que han recibido durante el día. Por ende, a medida que se va completando el crecimiento y la maduración, se reducen la horas de sueño necesarias.

La Dra. Francesca Solari de la Unidad de Neurología Infantil también afirma que durante la adolescencia hay un desajuste temporal del ciclo circadiano (parecido a un reloj biológico interno). Esto hace que los jóvenes tiendan a dormirse más tarde y tengan más problemas para madrugar. De esta forma, a medida que nos hacemos mayores, necesitamos menos horas de sueño.

«La Hipótesis del Centinela«

Un reciente estudio publicado en 2017 por la Revista Proceedings of the Royal Society señala que una de las razones por las que los patrones del sueño cambian con la edad podría ser una adaptación evolutiva.

Esta es reconocida como «La hipótesis del centinela» y, según la misma, uno de los motivos por los que nuestros antepasados sobrevivieron es el hecho de que una persona se quedara en vela durante toda la noche.

El hombre y otros animales han aprendido que en condiciones de peligro es seguro dormir solo si se emplean centinelas para permanecer vigilantes –  Frederick Snyder, 1966-.

Aparentemente, fueron los mayores los encargados de realizar esta función; ya que realizaban menos actividades durante el día, y la labor de vigilancia no les implicaba grandes esfuerzos.

En esta línea de investigación, se ha descubierto que en las comunidades primitivas de la actualidad las personas mayores se acuestan más temprano y se despiertan al amanecer. Un comportamiento heredado de nuestros ancestros humanos que, sin duda, complementa la explicación del por qué las horas de sueño cambian con la edad.

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