7 días para Orar: Día 4 – Salmos 103:11 – Mar 23

Ven desordenado

Cuando nos equivocamos debido al pecado, y sí, va a pasar, la confesión nos pone de regreso al campo. – Lou Holtz

Nosotros desesperadamente queremos venir a Dios cuando sentimos que lo tenemos todo bajo control. Pero Dios quiere que vengamos a Él en medio de nuestra aflicción. Nosotros no tenemos que ordenar nuestra vida para impresionar a Dios.

Nosotros, sin embargo, sí necesitamos hablarle de la condición de nuestro corazón. Parte de la oración es confesar las cosas erróneas que hemos hablado, hecho y sí, hasta las que hemos hecho. C.S. Lewis dice que la confesión es como el umbral de la oración. Esto significa que debemos hacerlo primero.

La confesión es difícil para nosotros porque no queremos admitir nuestras fallas. Noticia de última hora: Él ya lo sabe. Él sabe las cosas que intentamos esconder de Él. Esa cosa que hicimos hace años, ¿qué juramos nos lo llevaremos a la tumba? Él sabe. ¿Y adivina qué? Él nos ama de todas maneras.

A pesar de que Él sabe, aun así nosotros tenemos que confesar nuestros pecados. En realidad es algo que la mayoría de nosotros o no queremos hacer o sentimos que no es necesario hacer. Y ciertamente no queremos llamarnos a nosotros mismos pecadores. Eso significaría que estamos llenos de pecado. Otra noticia de ultima hora: nosotros somos pecadores. Pero la Biblia es clara en que «Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de todas nuestras iniquidades».¿De cuánto seremos limpios? De todo.

Cuando confesamos nuestros pecados, nosotros entonces hacemos la decision de arrepentirnos. Eso significa que hacemos un “cambio de actitud” y literalmente nos volvemos en sentido contrario del pecado que acabamos de confesar. Confesar nuestro pecado y caminar en arrepentimiento puede incluir esta simple oración.«Dios, por favor, perdóname por chismear sobre Beth hoy. Yo voy a escoger hablar palabras que no derriben a otras personas de ahora en adelante».

Pero hay ocasiones cuando venimos a Él y tenemos muchas más cosas que confesar. Pueden haber años de discrepancias morales que nos agobian. Algunas cosas no recordamos específicamente. Si este es el caso, nuestra oración podría ser, «Dios, yo sé que he pecado muchísimo, y yo no recuerdo todo. ¿Me podrías perdonar en las cosas en las cuales he fallado?» Y ¿adivina qué? La Biblia nos dice que Él no se acordará más de nuestros pecados y que ellos serán removidos lejos de nosotros, tan largo como el este se encuentra del oeste.

Nosotros podemos pensar que estamos desesperanzados y que nuestras circunstancias no tienen remedio. ¿Adivina qué? Desesperanzado e indefenso con la especialidad de Dios. Nosotros solo tenemos que traer nuestras desordenadas vidas a Él.

Reflexiona

  • Pídele a Dios que te traiga a la mente cualquier cosa que tú necesites confesar y simplemente hazlo.
  • Si hay algún problema que te sigue poniendo una zancadilla, ¿qué necesitas ajustar, quitar, o añadir para ayudarte a girar en la dirección opuesta?
  • Escribe cualquier revelación que Dios te hable a ti a través de la lectura bíblica de hoy o a través del devocional.

Citas Bíblicas para estudiar:

Salmos 103:11-12
Hebreos 8:12
1 Juan 1:9

Amén

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MEDITACIÓN DIARIA

7 días para Orar: Día 3 – 1 Tesalonicenses 5:16-17 – Mar 22

Repensar la oración

Orar es ponerse en manos de Dios.

Muchos seguidores de Cristo luchan con tener una vida de oración decente. Puede ser difícil para nosotros porque nos enfocamos más en sí mismo en el acto de la oración, en vez de enfocarnos en Dios. Tener una maravillosa vida de oración no es la meta. Conectarse con Dios y crecer en intimidad con Él sí lo es.

Quizás este escenario es familiar: Empezamos a orar cuando la vida es difícil. Luego la vida se vuelve mas fácil, y no oramos tanto porque no necesitamos tanto a Dios. Pero, algo difícil se nos atraviesa en el camino y sabemos que necesitamos orar al respecto. Nos sentimos culpables porque no hemos orado en un tiempo y asumimos que Dios está enojado con nosotros. 

Es tiempo de repensar la oración. 

Pensemos en la oración a la luz de nuestras relaciones más cercanas. Podría ser un hermano o una hermana, nuestro esposo o esposa, o nuestro mejor amigo o amiga. Nuestra comunicación con ellos es fácil y natural. Quizás les enviamos un mensaje de texto, hacemos una llamada telefónica o les visitamos en persona. Algunas veces hacemos visitas largas y otras veces el mensaje es corto. Nosotros usualmente no comenzamos nuestras conversaciones con estas personas con algo así: «Querida Jenny, gracias por contestar mi llamada el día de hoy. Estoy emocionado de hablar contigo. Discutamos…» En vez de eso, tenemos una conversación continua que tiende seguir fluidamente a la siguiente. 

Si nosotros tratamos la oración como tratamos esa relación con aquellos que están mas cercanos a nosotros, la oración se entretejerá a lo largo de todas las áreas de nuestra vida. Va a conectar las partes que hemos desconectado de Dios. Será una conversación continua con Él, llena de momentos de gratitud, de orar por otros, e inclusive de compartir nuestras frustraciones. Y si esta conversación es continua, entonces ¿existe verdaderamente la necesidad de decir«amén»?

Esto no significa que no le mostramos el honor del cual Él es merecedor. Nosotros no nos dirigimos a Él con,«¡Ey compa!…¿qué tal?»No, nosotros vivimos nuestra vida de tal manera que Él es honrado y adorado y al hacer eso, nuestros encuentros con Él son mucho mas genuinos. A Él le preocupan menos nuestras palabras hacia Él y más el lugar de donde vienen esas palabras hacia Él.

Nuestra relación con Dios va a crecer mientras luchemos por tener una conversación continua con Él.Tanto las oraciones cortas como las largas tienen su lugar. Pero no podemos esperar llegar a conocerlo en un segmento de cinco minutos cada mañana.Tenemos que traerlo a nuestra vida diaria y permitirle soplar Su paz, esperanza, consuelo y guía a cada aspecto de ella.

Es tiempo de repensar la oración.

Reflexiona

  • ¿Tiendes a orar una vez o hablas con Dios a lo largo de tu día?
  • ¿Qué puedes comenzar a hacer para tener una conversación constante, una conversación diaria con Dios? (Recordatorios, alarmas, hacer oraciones por horas?)
  • Escribe cualquier revelación que Dios te hable por medio de la Lectura Bíblica de hoy o el devocional.

Citas Bíblicas para estudiar:

Efesios 6:18
Filipenses 3:10-11
1 Tesalonicenses 5:16-17

Amén

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MEDITACIÓN DIARIA

La calidad de tu sueño importa

Para dormir mejor es fundamental que nuestra cena sea ligera, ya que así nuestro cuerpo hará antes la digestión y podrá centrarse en sus tareas de depuración

El descanso nocturno es imprescindible para gozar de una buena salud. Lo es tanto como la alimentación, el deporte o las emociones positivas. No obstante, muchas personas se obsesionan con que deben dormir más, cuando quizás lo que en realidad necesitarían es aprender a dormir mejor.

En este artículo te damos algunos tips para mejorar la calidad de tu descanso, lo cual te aportará energía, vitalidad y buen humor durante toda la jornada.

¿Por qué debemos dormir mejor?

Preocuparnos por dormir mejor no tiene nada que ver con la pereza o la vagancia. Podemos dormir muchas horas y levantarnos cansados, o bien dormir pocas y estar ya muy activos desde la mañana.

Lo importante es encontrar el horario perfecto para cada persona, ni más ni menos, y que en esas horas nuestro descanso sea lo mejor posible.

Un buen descanso nocturno repercute en la salud de manera muy positiva:

  • Mejoramos la regeneración de los órganos durante la noche, sobre todo del hígado y la vesícula, que ayudan a depurar el organismo de toxinas de manera natural.
  • Aumentamos los niveles de energía y vitalidad.
  • Equilibramos el sistema nervioso y prevenimos así trastornos como el nerviosismo, la irritabilidad, la ansiedad, la depresión o el estrés.
  • Regulamos el apetito y conseguimos mantener un peso equilibrado con más facilidad.

7 tips para dormir mejor

1. Seguir el horario solar

Antes de que hubiera electricidad, las personas seguían el horario que marcaba la luz del sol. Se levantaban al amanecer y cuando anochecía ya se encontraban en sus hogares. En verano se hacían jornadas laborales más largas y en invierno se reducían.

Aunque la luz eléctrica nos ha dado muchas posibilidades, lo cierto es que el sol es un excelente regulador de nuestros biorritmos naturales y originales, de modo que cada órgano funciona de una determinada manera en cada horario.

Si queremos dormir mejor podemos intentar madrugar más y acostarnos antes. Una vez nuestro cuerpo se acostumbre, notaremos una gran mejoría.

2. Cenar poco y temprano

Siguiendo esta misma idea, y teniendo en cuenta que el hígado y la vesícula biliar se regeneran en las primeras horas de la madrugada, siempre y cuando no estemos haciendo la digestión de la cena, para mejorar el descanso deberemos cenar temprano y alimentos ligeros. 

De hecho los alimentos grasos conllevan digestiones pesadas, lo que podría hacer que descansásemos peor. Podemos optar por:

  • Ensaladas
  • Sopas
  • Crema de verduras
  • Pescado
  • Carne magra
  • Tortillas

En todo caso deberemos evitar:

  • El exceso de sal
  • Alimentos fritos
  • Quesos
  • Embutidos
  • Lácteos
  • Harinas

3. Ejercicio por la tarde

No hay mejor terapia para dormir bien que hacer ejercicio por la tarde, justo antes de cenar. No obstante, se recomienda hacer ejercicio varias horas antes de dormir. Ya que, tras ejercitarnos, nuestro cuerpo se activa durante unas dos o tres horas y podríamos conseguir el efecto contrario.

Tanto si optamos por ejercicios relajantes y estiramientos como si preferimos deporte intenso, nuestro cuerpo va a proporcionarnos una agradable sensación de serenidad y bienestar que nos ayudará a descansar mucho mejor. 

4. Desconectar de todo

Para dormir mejor debemos evitar que las preocupaciones del día se mantengan cuando volvamos a casa. Deben quedarse fuera hasta el día siguiente para que podamos compartir tranquilos y en familia la cena y las últimas horas del día.

Este sencillo consejo nos ayudará a relajar la mente y a calmar las emociones, las cuales son decisivas en la calidad del descanso. Evitaremos, por lo tanto, consultar correos electrónicos del trabajo, las discusiones y cualquier otra preocupación, en especial en estas últimas horas del día.

5. Cuidado con las ondas electromagnéticas

Los aparatos electrónicos generan ondas electromagnéticas que perturban nuestro organismo y nos causan un estrés oculto que altera nuestro sistema nervioso.

Esto va a dificultar que descansemos de manera correcta. Por lo tanto, evitaremos el uso de aparatos electrónicos un par de horas antes de acostarnos, así como tenerlos cerca al acostarnos. Es lo que llaman desconexión digital.

6. ¿Un dormitorio saludable?

¿Tenemos un dormitorio saludable? Debe cumplir estos requisitos:

  • Limpieza.
  • Orden.
  • Buena ventilación.
  • Colores neutros como blanco, crema, verde, azul claro o violeta.
  • Si tenemos plantas debemos asegurarnos de que sean beneficiosas durante la noche.
  • Silencio.
  • Sin espejos que reflejen la cama.

7. La conciencia tranquila

La mejor manera de descansar bien por la noche es tener la conciencia tranquila. Lo lograremos actuando cada día de la mejor manera posible, potenciando nuestras virtudes e intentando ayudar a los demás.

Eso nos proporcionará una satisfacción y tranquilidad que, además, nos serán devueltas en forma de agradecimiento por parte de las personas que nos rodean.

Así pues, esperamos que estos consejos o tips te sean de ayuda. Recuerda que dormir mejor repercute en nuestra vida diaria y en cómo nos desenvolvemos con amigos y en el trabajo. Sin embargo, es fundamental ir al médico en caso de no poder dormir bien, puesto que estos apuntes supondrían solamente una pequeña ayuda.

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BELLEZA – CUIDADOS DEL CUERPO – MATERNIDAD – SALUD – SALUD DE LA A-Z

PANDEMIA: La soledad y nuestros mayores

Si preguntas a las personas mayores de tu entorno si se sienten solas o incluso si su sentimiento de soledad ha aumentado durante la pandemia, seguramente te dirán que no. Y es que, tal como recoge el informe «El impacto de la COVID-19 en el sentimiento de soledad no deseada de las personas mayores» presentado recientemente por la plataforma Observatorio de la Soledad, las personas mayores a menudo no quieren reconocer su sentimiento de soledad porque eso podría llevar implícito que las personas de su entrorno (hijos, pareja, entre otros) no responden a sus expectativas.

Así, es probable que las personas mayores que nos rodean nos digan que no se sienten solas simplemente por vergüenza o culpa. Sin embargo, ¿hasta qué punto han experimentado en realidad sentimiento de soledad las personas de edad avanzada durante la pandemia? El 41% de los mayores que ya se sentían solas antes de la pandemia dicen que su sentimiento de soledad ha aumentado, según el informe del Observatorio de la Soledad.

¿Por qué se han sentido solos nuestros mayores durante la pandemia?

Casi de la mitad de las personas mayores encuestadas por el Observatorio de la Soledad reconocen sentirse más solas desde que la pandemia se inició. ¿Por qué?

Porque ahora mantienen menos contacto físico con otras personas

Al preguntar a las personas que dicen sentirse más solas, casi la mitad (43%) tiene claro que este sentimiento está directamente vinculado con la la disminución, limitación o ausencia de contactos. Un 18% manifiesta que echa de menos la compañía y el contacto personal, haciendo hincapié en el contacto presencial y físico, y un 13,5% hace referencia a la imposibilidad de mantener relaciones familiares.

Porque la situación de pandemia les genera vacío o tristeza

El 21% relaciona este aumento con sentimientos de angustia, vacío, tristeza, desesperanza o desmotivación por la situación. La soledad entre nuestros mayores, según el nuevo informe, no solo tiene que ver con las relaciones sociales. Muchos de ellos vinculan este sentimiento a un vacío interno relacionado con la soledad existencial.

Por sentir que están aisladas en casa

Antes de la pandemia, el 60% de las personas encuestadas solía salir a la calle con amigos o amigas a pasear. Además, el 41% realizaba actividades sociales como ir a la parroquia o al centro de mayores del barrio. El 72% solía ir de compras al mercado o a las tiendas del barrio antes de la declaración del estado de alarma. La mitad de estas personas dicen haber cambio sus rutinas y dos tercios declaran echar de menos su día a día antes de la pandemia.

El 16% de las personas encuestadas considera que haber tenido que dejar de hacer estas actividades y quedarse encerradas en casa está tras su mayor sentimiento de soledad. El sentimiento puede ser mayor según sean las condiciones de la vivienda de estas personas.

Porque sienten más miedo

El 8% de las personas han asociado el aumento del sentimiento de soledad con el miedo y la preocupación general por la situación.

El sentimiento de soledad en los mayores no es nuevo

Si la mitad de las personas mayores reconocen sentirse más solas ahora, quizá podamos estar tentados a pensar que el dato no está tan mal: eso significa que la otra mitad no se ha sentido sola. Pero no es así, puesto que el sentimiento de soledad entre las personas mayores ya estaba extendido antes de la pandemia, por lo que sentirse igual tampoco es un buen dato.

La investigación «La soledad como fenómeno complejo: ciclo vital, pobreza, subjetividad y cultura», realizado también por el Observatorio de la Soledad en 2018 ya apuntaba entonces que la soledad se situaba como un problema social cada vez más reconocido y asociado a las personas mayores. “Hace semanas que no salgo de casa”. “Paso sola los días” o “Necesito un abrazo” son algunas de las frases que ya recogía el informe de 2018.

De hecho, casi un tercio de las personas encuestadas en el nuevo informe tras la pandemia, se refieren a la soledad como un sentimiento general de abandono, o consideran que este sentimiento ya estaba presente en sus vidas antes de la crisis de la COVID-19. La mayoría, además, considera que el apoyo recibido durante la pandemia ha sido el mismo que antes.

Qué podemos hacer para ayudar a disipar ese sentimiento

El sentimiento de soledad es subjetivo y multifactorial, por lo que es difícil saber cómo ayudar a reducirlo. Sin embargo, el informe recién publicado por el Observatorio de la Soledad ha demostrado que el 17% de las personas que han aumentado el contacto con amigos y vecinos durante el confinamiento, han observado una disminución en su sentimiento de soledad.

Así pues, prestar apoyo emocional realizando visitas periódicas para que sigan sintiéndose en contacto con personas y estar atentos a sus necesidades es de gran ayuda para paliar su sentimiento de soledad.

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DEPORTES – EJERCICIOS – FITNESS – SALUD – SALUD DE LA A-Z

7 días para Orar: Día 2 – Lucas 5:16 – Mar 19

Ora como Jesús

La oración es la conversación más importante de tú día. Preséntaselo a Dios antes de que se lo presentes a alguien más. -Anónimo

¿Realmente es tan importante que pasemos tiempo diariamente en oración con Dios? Bueno, en el primer día aprendimos que la oración es simplemente una conversación bidireccional que tenemos con Dios para poder crecer. Es pasar tiempo hablando, escuchando, preguntando y agradeciéndole a Él, entre otras cosas. Orando, o teniendo una conversación continua con Dios, es vital para nuestro crecimiento como seguidores de Cristo.

¿Sabías que Jesús pasaba mucho tiempo orando a Dios? La Biblia dice que seguidamente Él se alejaba para estar a solas y orar. En los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, leemos que Él oró más de dos docenas de veces ¡por lo menos! El oró…

  • …cuando estaba solo y cuando Él estaba con otros. 
  • …antes de que Él sanara a alguien y después de que Él había sanado a alguien. 
  • …antes de las comidas y antes de decisiones importantes. 
  • …en la mañana y en la tarde.
  • …después de que Él fue clavado en una cruz y mientras Él estaba muriendo en la cruz.

Lo que las oraciones de Jesús nos dicen es que Él dependía de Su Padre Celestial para todo, y ¡Él era el Salvador del mundo! Si Él necesitaba tiempo con Dios en oración, ciertamente nosotros también. ¿Por qué? Porque nosotros vivimos en un mundo que está constantemente arrojándonos cosas nuevas y suplicándonos que desviemos nuestra mirada de caminar con Dios. La oración nos permite relacionarnos con Dios y ser guiados por Él. En estos tiempos de oración, Jesús estaba acercándose a su Padre Celestial. Sus tiempos de oración demostraban cuan desesperado estaba por Su Padre Celestial. 

¿Qué podemos aprender de Jesús sobre la oración? Orar en toda situación y orar sobre toda situación. 

Básicamente, ir a Dios portodo

¿Desacuerdos en las relaciones? Habla con Dios.

¿Catástrofes financieras? Habla con Dios. 

¿Problemas mentales? Habla con Dios. 

¿Dilemas físicos? Habla con Dios.

¿Retos profesionales? Habla con Dios.

¿Crisis emocionales? Habla con Dios.

Cualquiera que sea la situación o problema, habla con Él. Eso es lo que hizo Jesús. Ahora, esto no niega los pasos subsecuentes que tú vas a tomar para la parte que te toca jugar en esta relación abierta y de oración que tienes con Dios. Esto solo significa que vamos a Él primero.

No debemos de estar intimidados por la oración. No necesitamos preguntarnos si lo estamos haciendo de«la manera correcta» o si estamos diciendo «la cosa correcta». Dios simplemente quiere que nosotros estemos en una relación íntima con Él, y Él sabe que mantener una conversación continua con Él a lo largo de nuestros días es el mejor plan. 

A medida que avanzamos en el resto de este plan de lectura, profundicemos en cómo se ve la oración en nuestras vidas como seguidores de Cristo. 

Reflexiona

  • ¿Cuando te es más fácil orar? ¿Cuándo te es más difícil orar?
  • Escribe cualquier revelación que Dios te hable a través de la lectura de la Biblia o del devocional de hoy.

Citas Bíblicas para estudiar:

Marcos 7:33-35
Lucas 5:16
Juan 17
Hebreos 5:7

Amén

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MEDITACIÓN DIARIA

7 días para Orar: Día 1 – Salmos 130:2 – Mar 18

¿Qué es la oración? 

De acuerdo a Dictionary.com la oración es:

Una petición devota a Dios o a un objeto de adoración.
Una comunicación espiritual con Dios o a un objeto de adoración.
El acto o práctica de orar a Dios o a un objeto de adoración.

Cuando la palabra oración viene a nuestras mentes, nosotros probablemente tenemos una imagen de cómo se ve eso. Quizás es la de un pastor de una iglesia, vestido con una bata blanca, de pie detrás del púlpito con sus brazos extendidos sobre su congregación. Podría ser el de una abuela arrodillándose junto a su cama, con manos cruzadas, silenciosamente hablando con Dios. Quizás es un grupo de mujeres tomadas de las manos en un circulo en el salón de comunión de oración en una iglesia. Independientemente de los antecedentes, tú probablemente hayas tenido una experiencia previa con el concepto de la oración. 

Sin embargo, si somos honestos, la mayoría de nosotros casi nos avergonzamos cuando escuchamos a alguien decir cualquier cosa sobre la oración. Nosotros incluso podríamos sentirnos como los escritores de los Salmos quienes le rogaban a Dios que escuchara su llanto y sus oraciones, pero nos preguntamos si Él realmente lo hará. El razonamiento detrás de ese proceso de pensamiento negativo es probablemente porque no pensamos que estamos haciendo lo suficiente. Entonces, cuando alguien pregunta «¿Has orado al respecto?» o «¿Cómo está tu vida de oración?», nosotros típicamente nos sentimos bombardeados con desánimo. 

Billy Graham dijo,«La oración es simplemente una conversación bidireccional entre tú y Dios». ¿Sencillo, no lo es? Y aun así, parece que lo convertimos en un acto tan complejo. Así que, consideremos la oración como una comunicación con Dios. Dios, nuestro creador, nos encuentra justo donde estamos. No tenemos que arreglarnos a nosotros mismos o poner una cara feliz antes de venir delante de Él. Venimos a Él cuando necesitamos Su paz, Su guía, y Su esperanza cuando no sentimos paz, estamos completamente perdidos y tenemos poca esperanza. Ninguna parte de nuestra vida desordenada le asusta a Él. ¿No es eso un alivio?.

La oración es simple:

  • llegar a conocer a Dios. 
  • comunicar nuestros deseos a Dios.
  • escuchar a Dios hablar verdad a nuestro espíritu.
  • externar nuestra necesidad a Dios para que nos ayude.
  • observando a Dios en Su creación y alabando a Él.
  • sentarnos con Dios en medio de nuestro dolor y pedirle a Él que nos consuele.
  • expresar nuestra gratitud por medio de darle gracias a Dios.
  • una conversación constante con Dios.

Nuestra vida de oración debería ser menos sobre un corto segmento en la mañana para «comenzar bien el día» y más sobre una conversación continua, vibrante, abierta que tenemos a lo largo del día con Dios, nuestro Padre Celestial.

Durante los próximos seis días, vamos a profundizar cómo se ve la oración y cómo podemos incorporar prácticas que nos ayudarán a comenzar una conversación continua con Dios que vaya a durar nuestra vida entera.

Reflexiona

  • ¿Cuál es tu primer recuerdo de la oración?
  • Escribe una ocasión cuando fue sorprendido porque Dios contestó tu oración.
  • Escribe una revelación que Dios te habló por medio de la lectura bíblica de hoy o del devocional.

Citas Bíblicas para estudiar:

Salmos 55:1
Salmos 130:2
Romanos 12:12

Amén

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MEDITACIÓN DIARIA

Slow Sex o Peaking: La clave para un buen orgasmo

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Pensar en el orgasmo como meta final del encuentro sexual es un error. En el sexo todos deberíamos centrarnos solo disfrutar y no obsesionarnos con llegar al orgasmo.

Según la sexóloga Mamen Jiménez, “tendemos a pensar en el orgasmo como el fin último del sexo, como el placer total y definitivo… y olvidamos a menudo que estar excitados, muy excitados, es también disfrute”.

Esta misma premisa persigue el slow sex, una reinvindicación de los tiempos que busca que cada momento del encuentro sea igual de importante, desde la conversación previa que enciende el deseo hasta el orgasmo.

En qué consiste el slow sex

Si lo traducimos al castellano slow sex no es otra cosa que sexo sin prisas y precisamente consiste en eso, en practicar sexo deteniéndonos en cada detalle y alejándonos del encuentro tradicional y rápido.

Esta corriente influenciada por el sexo tántrico oriental nos invita a reparar en los detalles, a mirarnos, a sentirnos, a detenernos en cada uno de los instantes y alejarnos de relaciones sexuales que terminan resultando efímeras. Es conectar de nuevo con nosotros y con nuestra pareja de una forma consciente. Es alargar el placer y para ello, el slow sex reivindica cada uno los pasos eróticos como algo fundamental.

Ventajas de practicar slow sex

A nivel de pareja retrasar el momento del orgasmo favorece una mejor comunicación sexual y nos permite conocer mucho más no solo el cuerpo y los deseos y placeres de nuestra pareja sino los propios.

Además está demostrado que retrasar el momento del orgasmo es la clave para disfrutar de una experiencia sexual única. Si aumentamos (y alargamos) la excitación aumenta la intensidad del orgasmo tal y como nos explica Mamen Jiménez.

Aunque cada mujer es diferente, según un estudio reciente publicado en el Journal of Sexual Medicine el promedio de tiempo que necesita una mujer para llegar al orgasmo es de 13,46 minutos, lo que nos lleva a pesar que reducir la velocidad en el sexo conseguirá que ese clímax de la mujer siempre se consiga.

¿Qué es el peaking?

El peaking es una técnica del slow sex que consiste en retrasar el momento del orgasmo. Es alargar el máximo tiempo posible las últimas fases de la respuesta sexual que se inicia con el deseo y que termina con la resolución tal y como explicaron los sexólogos Masters & Johnson con su sistema DEMOR (Deseo, Excitación, Meseta, Orgasmo, Resolución).

El objetivo del peaking es, según la terapeuta sexual Nathalie Giraud Desforge, «surfear la cresta de la ola orgásmica y retrasar todo lo posible la fase resolutoria». Para entenderlo perfectamente diríamos que es una técnica por la que nos quedaremos en las tres primeras fases más tiempo.

Esto no significa que no vaya a existir un orgasmo que culmine, como ocurre con el método Karezza, sino que simplemente vamos a buscar dilatar el tiempo hasta que el orgasmo finalmente se produzca.

Cómo practicar el peaking

Lo primero que debemos hacer para empezar a practicarlo con nuestra pareja es hablar. Una de las claves para tener un mejor sexo es mejorar nuestra comunicación, así que deben hablarlo y llegar a un acuerdo conjunto para retrasar el momento orgásmico. No esperes a estar ya en plena faena para comentarlo porque requiere de un control que es posible que en pleno estado de excitación no tengáis.

Dedíquense tiempo el uno al otro. Olviden los teléfonos celulares y planeen una velada en la que el tiempo solo estará determinado por su propio placer. No es una práctica para cuando tienes 15 minutos, es una práctica para dedicarle todo el tiempo del mundo. Y sí, merece la pena.

Exploren su deseo, alárguenlo incluso antes de que llegue esa cita. Una vez en faena, deben (ambos) estar atentos a las respuestas de su propio cuerpo, e ir acelerando y frenando en según qué momentos para que la excitación se mantenga. Jueguen más, mírense más, tóquense más de lo que suelen hacer. Exploren sus propios cuerpos con calma, como si fueran obras de arte cargadas de detalles que descubrir. Que no quede un centímetro por probar.

Aprovechen cada uno de los puntos erógenos de su cuerpo con paciencia y sin prisa, hablando y diciendo qué les gusta, experimentando de una forma delicada. El peaking es descubrir placer donde antes no habríamos mirado, así que traten de alargar el tiempo hasta que se produzca la penetración. Así ambos disfrutan plenamente de esos momentos previos al orgasmo y la excitación subirá a niveles absolutamente maravillosos.

Y tengan paciencia. No se frustren si las primeras veces se dejan llevar por la pasión. Es un trabajo que requiere tiempo pero con el que sus encuentros saldrán fortalecidos. Esto no significa que siempre tengan que practicar el slow sex, sino que puede ser un punto más (y diferente) con el que salir de la rutina y que va más allá de probar una nueva postura, porque va de conexiones profundas y eso, siempre, es algo digno de encontrar.

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RELACIONES – SALUD – SALUD DE LA A-Z – SALUD SEXUAL

El Rol de Papá durante le parto: Este momento también es suyo

Afortunadamente, atrás quedaron aquellos tiempos en los que el padre aguardaba el nacimiento de su heredero desde el otro lado de la puerta mientras fumaba un puro tras otro y caminaba como león enjaulado. Antes el parto era cosa de mujeres y los hombres no tenían cabida en ese ritual.

El papel del padre en el parto ha evolucionado en los últimos años y hoy en día puede presenciar el nacimiento de su hijo, no como mero espectador sino involucrado en el proceso, apoyando a la madre y siendo partícipe de uno de los momentos más especiales de su vida.

Presente desde las clases de preparación al parto

El hombre no comienza a ejercer de padre cuando nace el bebé, sino desde que la pareja se entera que están esperando un bebé. Su papel en el embarazo también es fundamental, tanto como apoyo para la futura mamá como para comenzar a establecer un vínculo afectivo con el bebé dentro del vientre materno.

Las clases de preparación al parto son una oportunidad ideal para que ambos aprendan sobre la fisiología del parto, los cuidados del bebé, y también compartir la experiencia con otras parejas que están en nuestra misma situación.

Estar informado de antemano, aunque más no sea para los padres primerizos saberse la teoría sobre lo que sucederá en el momento del parto, ayudará a tener el camino allanado cuando se produzca.

Cómo actuar en el momento de la verdad

Desde que comienzan las primeras contracciones de parto, el padre es un apoyo muy necesario para la mujer. Puede ayudarla a sobrellevar el periodo de dilatación, acompañándola, aliviando los dolores con masajes y ofreciéndole lo que pueda necesitar en cada momento, tanto en casa como en la clínica o el hospital.

Lo deseable es que sea él quien se ocupe además de las cuestiones logísticas y organizativas como asegurarse de que llevas el bolso al hospital, saber de antemano el recorrido que realizarán, llevar la documentación necesaria y completar el papeleo requerido.

Aunque la mayoría de las mujeres prefiere la compañía de su pareja en el momento del parto, algunas eligen a su madre, hermana o solamente la matrona como acompañantes. Si es el caso, lo conveniente sería hablarlo con anticipación para que el padre no se sienta relegado y pueda comprender las razones de su pareja.

En el momento del nacimiento, si bien es la mujer quien lo vive físicamente, para ambos es una experiencia muy fuerte desde el punto de vista emocional. El parto también es suyo. La unión que se siente con la pareja en ese momento es difícil de explicar para quienes lo han vivido. Ver y sentir nacer a un hijo es una vivencia que no se olvidará jamás, la máxima expresión de amor, la de haber dado vida.

La participación activa del hombre dependerá mucho de dónde y cómo se produzca el parto. Puede llegar a sentirse algo perdido con respecto a cómo ayudar a su mujer, pero actuar con seguridad, cariño y animarla será la mejor forma de hacerlo.

Si dispone de libertad de movimientos, el hombre puede sostenerla, dejar que ella se cuelgue de sus brazos o sujetarla en las posiciones que ella vaya adoptando, siempre que ella lo desee. Hay mujeres que prefieren que ni se las toque.

Un instante muy bonito que puede protagonizar el padre es la posibilidad de cortar el cordón umbilical, un modo más de implicarse en la llegada del bebé. Simboliza la unión que han mantenido madre e hijo, medio por el cual ha recibido oxígeno a través de la madre hasta que al nacer hace su primera respiración.

Durante sus primeras horas de vida, el bebé te necesita

Una vez que el bebé nace, lo primero que necesita es el contacto físico con su madre. No debe ser separado de su lado. Lo ideal es que los primeros chequeos como medirlo y pesarlo esperen si el bebé está sano, aunque normalmente se realizan en la propia sala de partos, o si se lleva al niño a una sala contigua, sea el padre quien acompañe al bebé en esta primera revisión.

El contacto piel con piel es fundamental para el recién nacido y el padre también puede ayudar en esto, así como a facilitar el establecimiento precoz de la lactancia materna.

Cuando tenga oportunidad, una vez estén tranquilos, el padre también puede practicar el contacto piel con piel con el bebé, y por supuesto, puede reemplazar a la madre si ésta no puede hacerlo en un primer momento. Consiste en mantener contacto directo con el niño mientras lo acoge en su pecho desnudo para trasmitirle calor, protección y afecto.

Los primeros días después del nacimiento, padre e hijo irán conociéndose poco a poco. Sus caricias, sus brazos y sus palabras contribuirán a que se establezca entre ellos un vínculo muy especial.

Como ves, el papel del padre en el parto es fundamental para la madre y el bebé. Ambos necesitan de su apoyo y cariño en un momento tan especial.

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BEBE Y MAMA – LACTANCIA MATERNA – MATERNIDAD

De la mano de Jesús: Día 7 – 1 Pedro 2 – Mar 17

¿Necesitas un milagro?

Isaías 53: 4-5: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”

Isaías profetizó la obra salvadora de Jesús en la Cruz aproximadamente 700 años antes de su venida y fue muy explícito al incluir la obra de sanidad y libertad dentro de la obra salvadora de Jesús por nuestros pecados. Isaías dijo: “Ciertamente”, no dijo “tal vez” o “me parece” o “si es Su voluntad”, nada de eso, por el contrario con total certeza y audacia profetizó que el Mesías al morir como nuestro sustituto en la Cruz, no sólo perdonaría nuestros pecados sino que también sanaría nuestras enfermedades y dolores. Venía todo dentro del mismo paquete. La sanidad y libertad venían dentro del mismo regalo de la Salvación. 

Luego, uno de los discípulos de Jesús señaló que los milagros que Él hacía eran en directo cumplimiento de ésta profecía de Isaías. Mateo 8:17: “para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.”

Años más tarde, cuando ya Jesús había resucitado, Pedro escribe en su carta confirmando que la sanidad y el perdón de nuestros pecados venían dentro del mismo regalo de la Salvación. 1 Pedro 2:24: “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.”

Me parece muy interesante hacer un paralelismo entre Isaías y Pedro. Uno es antes de la Cruz y el otro después de la Cruz. Isaías dice “por su llaga FUIMOS nosotros curados” Y Pedro dice “por cuya herida FUISTEIS sanados.” Si notamos el tiempo verbal Pedro nos habla de una obra consumada, terminada, completa. 

Tan cierto como que Jesús murió en la cruz por nuestros pecados, de la misma manera murió en la cruz por nuestras enfermedades y dolencias. Todas las bendiciones del Cielo para el ser humano vienen en un solo paquete: JESÚS! En Jesús encontramos todo lo que necesitamos: Salvación, Sanidad y Libertad! De la misma forma que al encender un fuego no se puede separar la luz del calor, de la misma manera tampoco se puede separar la Salvación de la Sanidad dentro del Evangelio, viene todo en el mismo paquete. Luz y calor son intrínsecamente inseparables en el fuego, de la misma manera la Salvación y la Sanidad son intrínsecamente inseparables en el Evangelio. Jesús saldó la deuda de pecado que teníamos con Dios y a cambio nos ofrece Salvación, que incluye Sanidad y Liberación. 

Cuando obedecemos el mandato de Jesús de orar por los enfermos y oprimidos por el diablo (Marcos 16:17-18) cosas comienzan a suceder y eso no se debe a nosotros, o a nuestra santidad, sino exclusivamente a Su fidelidad a su Palabra. Los milagros, sanidades y liberaciones son la prueba de que Jesús es quien dijo ser y que Él es fiel a Su Palabra.

Por eso, quiero invitarte a orar juntos, unir mi fe a la tuya en oración y pedirle a Dios que sane toda enfermedad y opresión en tu vida en el Nombre de Jesús. No es tan importante las palabras que uses sino que ores con fe de todo corazón a Aquel que murió por amor a ti! Aparta unos momentos en oración para pedir a Dios por tu sanidad. Pide confiadamente porque Él tiene cuidado de nosotros:

Señor Jesús, vengo a ti en éste día

para pedirte un milagro en mi cuerpo 

gracias porque moriste en la Cruz por mis pecados 

y llevaste todas mis enfermedades y dolencias 

te ruego Dios que esa obra consumada en la Cruz 

se haga realidad completa en mi vida y en mi cuerpo

sáname de__________________________

en el Nombre de Jesús te lo ruego Dios. Amén

Continúa por unos momentos más con tus propias palabras pidiéndole tu milagro a Jesús, Él llegará justo a tu lado, te tocará y podrás sentir su abrazo de amor que te rodea y te levanta. Oro que recibas sanidad ahora en el Nombre de Jesús!

Citas Bíblicas para estudiar:

Isaías 53:4-5
Mateo 8:17
1 Pedro 2:24
Marcos 16:17-18

Amén

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MEDITACIÓN DIARIA

FITNESS: ¿Debo descansar de mi entrenamiento?

La planificación del entrenamiento es un arte, y como tal no es una ciencia exacta. Shakespeare ya escribió en Hamlet: ser o no ser, esa es la cuestión, y nosotros, en cuanto a la necesidad de descansar por completo o no, estamos en una situación parecida: ¿descansar o no descansar, esa es la cuestión?.

La respuesta rápida, y para la mayor parte de la población es que sí. Sí hay que parar un día completo, al menos, a la semana. Pero hay una respuesta larga: el tiempo de descanso es multifactorial. Le afecta la intensidad, el volumen, la frecuencia, el nivel de entrenamiento, como asimilamos ese entrenamiento…

Vamos a intentar aclarar un poco si realmente necesitamos ese día de descanso total o no, pero como en el arte, no hay una respuesta clara. Cada uno al leer una obra, mirar un cuadro o escuchar una melodía, recibimos estímulos diferentes, al igual que ocurre con el estímulo del entrenamiento y lo que cada uno siente con él.

Componente mental

Con el ritmo de vida ajetreado y el sin fin de situaciones que se pueden dar a última hora, es muy fácil perder uno o varios entrenamientos a la semana. Si programamos siete entrenamientos, uno por día, con mucha probabilidad perderemos al menos uno de eso entrenamientos.

En este caso, es recomendable dejar uno o varios días de descanso, y utilizarlos en esas situaciones en las que tengamos una reunión de última hora, un plan con amigos, o cualquier situación que no nos permita ir a entrenar.

Para ello establece tu rutina como día uno, día dos… en lugar de como lunes, martes… y de esa forma, el día que te saltes el entrenamiento, será tu día de descanso.

Descanso total en fuerza e hipertrofia

Existen tantas rutinas de fuerza y de aumento de masa muscular como personas. La mayoría de ellas reparten el volumen en varios días de lunes a viernes, descansando sábado y domingo. ¿Es eso lo más eficaz o sería mejor entrenar todos los días? En el caso de la fuerza y la hipertrofia depende del triángulo: volumen, intensidad y frecuencia.

Vamos a asignar un volumen semanal totalmente aleatorio: 70 series. Si realizamos las 70 series en un día tendremos un muy alto volumen, una muy baja frecuencia, y la intensidad será también baja al tener un volumen tan grande. El otro extremo sería entrenar siete días, por lo que tendríamos unas diez series por día (bajo volumen, alta frecuencia y alta intensidad).

¿Cuál de las dos opciones sería más eficaz? Lo podemos responder poniendo la situación con una botella de vino. Podemos bebernos la botella completa en una cena, o podemos tomarnos una copa cada día durante toda la semana. Cuantos más días tengamos para repartir, más fácil será soportar el volumen y la intensidad.

En función de las tres variables comentadas: volumen, intensidad y frecuencia será recomendable parar uno o varios días por completo, o no hacerlo. Cuantos más días descansemos, más volumen tendremos que repartir en los días de entrenamiento.

Pero ya hemos comentado al inicio que la planificación es un arte, y si nos quedamos aquí sería muy sencillo. Añadimos a la ecuación el factor más complejo: como asimilo el entrenamiento.

Novatos o avanzados

Si eres principiante en el mundo de la fuerza estás de suerte porque con muy poco volumen, obtendrás muchas mejoras. Es el momento ideal para hacer lo mínimo y obtener el máximo. Repartir ese volumen en tres o máximo cuatro días será más que suficiente, porque hacerlo en más días hará que el entrenamiento sea excesivamente corto.

Por lo que, si eres principiante en esta cualidad, entrena “poco” y descansa mucho. Por el contrario, un avanzado necesita de un volumen mayor porque su cuerpo ya se ha adaptado a los volúmenes bajos, por lo que será interesante que tenga el máximo número de días para entrenar, pudiendo, o no, descansar un día o más a la semana.

Momento de la temporada

Hasta los atletas de élite necesitan unas semanas de vacaciones para liberar el estrés acumulado, y desensibilizar a su cuerpo para volver a darle estímulos. Las vacaciones suelen ir después de la época de mayor intensidad y mayor volumen de entrenamiento o competición. En ese momento no hay días de descanso, hay tanto volumen que realizar que se entrena todos los días.

En consecuencia, cuando volvemos de unas vacaciones o de una parada en la programación por una lesión o cualquier causa, entrenaremos menos y sí habrá un día, o más, de descanso por semana.

¿Y si no descanso, qué hago?

Cuando entrenamos fuerza vamos rotando los estímulos a diferentes grupos musculares. Por lo que podemos dar descanso a un grupo muscular mientras entrenamos los demás. De esta forma seguimos entrenando, pero también “descansando”.

Y en lugar de ese día o días de descanso por completo, podemos realizar movilidad articular para trabajar nuestros puntos débiles. También podemos entrenar la resistencia, que, aunque es cierto que no es del todo compatible con la fuerza, es necesario hacerlo para nuestra salud.

Días de descanso en resistencia

La planificación de la resistencia tiene algunas semejanzas con el entrenamiento de fuerza, pero otras muchas diferencias. El “divide y vencerás” también ocurre con esta cualidad ya que, a más días de entrenamiento, cada uno de ellos se podrá hacer con mayor calidad. Especialmente en deportes como el ultra Trail, o el triatlón que requieren de unos volúmenes de entrenamiento muy grandes.

Novatos o avanzados

Si somos principiantes en el entrenamiento de resistencia y hacemos sesiones de sujetos intermedios o avanzados nos vamos a lesionar a corto-medio plazo, o peor aún, lo pagaremos a largo plazo.

Los sujetos avanzados, más aún la élite, está adaptada a unos volúmenes bestiales que han ido aumentando temporada tras temporada. Pero ellos empezaron también corriendo, nadando, etc. unos pocos kilómetros al día y a la semana.

Por consiguiente, si eres novato puedes permitirte descansar uno o varios días por completo, aprovéchalo. Un avanzado necesita entrenar tantos días como pueda para repartir esos volúmenes tan grandes.

¿Y si no descanso, qué hago?

El estrés de repetir miles de veces un mismo movimiento hace que el “entrenamiento invisible” sea indispensable. En lugar de parar por completo, podemos dedicar esos días a darnos un auto-masaje con rodillo y con pelota, realizar movilidad articular y estirar.

Además, los sujetos especializados en resistencia necesitan entrenar la fuerza para mejorar su rendimiento. Y como es preferible entrenar la fuerza en días que no entrenemos resistencia, más fácil será dedicar días de fuerza y días de resistencia cuantos más días de entrenamiento tengamos en la semana.

¿Parar o no parar?

Las mejoras se obtienen cuando descansamos, no mientras entrenamos. La sesión de entrenamiento es el interruptor que enciende diferentes mecanismos, pero dichos mecanismos se pondrán en marcha cuando termine la actividad física. Pero descansar puede ser ver Netflix desde el sofá o verlo con medio cuerpo sumergido en agua fría para recuperar.

Si somos atletas recreativos que entrenamos por salud, para sentirnos mejor con nuestro cuerpo y para mejorar nuestras marcas poco a poco, descansar un día completo, o más, puede ser lo más inteligente. Ya lo dice la Organización Mundial de la Salud (OMS): la salud es un estado de perfecto bienestar físico, mental y social.

Si dejamos de lado nuestro bienestar mental y social, por un exceso de entrenamiento, no seremos saludables. Es por ello que suele decirse que el entrenamiento de alto rendimiento no es saludable, aunque tendría que matizarse.

Si somos atletas de élite, o en aras de serlo, los días de descanso completo se reducen, y en su lugar se utilizan para meter más volumen de entrenamiento, o para ese “entrenamiento invisible” que está a mitad de camino entre el entrenamiento y el descanso.

Al igual que la duda existencial de Shakespeare: ¿ser o no ser? Lleva presente desde hace cuatro siglos, nuestra duda: ¿parar o no parar por completo al menos un día a la semana?, puede tardar mucho tiempo en contestarse. Pero como buenos artistas, podemos ir respondiendo a ella siguiendo nuestras propias sensaciones.

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